Jaime Villanueva y Miguel Girao: Los hombres de confianza de la Fiscal de la Nación
La amistad entre Jaime Villanueva y Miguel Girao, hombres de confianza de la Fiscal de la Nación, estaría a punto de quebrarse ahora que están investigados por integrar una presunta red criminal
Vestían de traje y corbata y pedían al cielo ser librados de todo mal, de todos los males. De eso hace sólo un mes y medio. Pero esos ruegos no fueron escuchados. Jaime Villanueva y Miguel Girao, los hombres de mayor confianza de la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, cayeron en desgracia y por muchos males.
¿Pero desde cuándo se conocen Villanueva y Girao? ¿Y sobre todo desde cuándo data la amistad de ambos con su jefa Patricia Benavides?
Ella tiene la respuesta. Ella los conoce. Es una testigo privilegiada de cómo nació esta relación entre los asesores y la Fiscal de la Nación.
Se llama Anahí Altamirano Portocarrero y no tiene problemas en llamar a las cosas por su nombre. Trabajó en el Ministerio Público y allí se topó cara a cara con Jaime Villanueva.
Anahí Altamirano es licenciada en Ciencia Política y cuenta con un diplomado en Gestión Pública. Tiene más de 10 años de experiencia trabajando para el estado.
Después de 4 años de haber trabajado como analista en el área de saneamiento físico legal de inmuebles en la fiscalía, ingresó como analista en desarrollo, organización y ejecución de eventos académicos de la Escuela del Ministerio Público. Eso fue en el 2014.
Un año después, en el 2015, Miguel Girao llegó a esa misma oficina como sub gerente de capacitación fiscal. Jaime Villanueva se integraría a la Escuela del Ministerio Público en el 2016 como gerente central, es decir como la máxima autoridad del área que capacita con cursos y pasantías a los fiscales de todo el país.
La Escuela del Ministerio Público funciona en el piso 11 de este edificio. Y es precisamente en este lugar en el que Anahí empezó su tormento con Jaime Villanueva en el año 2016.
Las actitudes indecorosas se traducían en insinuaciones e invitaciones a quedarse fuera del horario laboral.
Altamirano leyó rápidamente los mensajes de Jaime Villanueva y sus pretensiones y por eso recurrió a su jefe inmediato, Miguel Girao, que por ese entonces era uno de los tres subgerentes de la Escuela del Ministerio Público.
Altamirano no dio ventajas y cortó toda posibilidad de acercamiento con Jaime Villanueva. Ella sostiene que ese rechazo le pasó la gran factura.
Villanueva no la quería en el trabajo, pero no podía echarla. Anahí Altamirano tuvo que mostrar una constancia médica de que esperaba un bebé. Como la ley la amparaba, no podían mandarla a la calle. Fue entonces que el hostigamiento se hizo más latente, refiere.
El fuerte estrés laboral al que fue sometida terminó con el sueño de Anahi de convertirse en madre.
Anahí Altamirano tuvo que dejar la fiscalía en junio de 2016, pero mientras estuvo allí con Jaime Villanueva como una autoridad importante de la institución, asegura haber visto cosas muy extrañas. Una de ellas tuvo que ver con el uso de la caja chica.
Pero hay otro hecho más inquietante aún. Y ese está relacionado a la entrega de pasantías al extranjero con todo pagado para algunos fiscales.
Asegura que todos los fiscales buscaban a Jaime Villanueva por esos codiciados cursos en el extranjero. Esos cursos son claves en los CV cuando se pretenden ascensos laborales en la fiscalía. Y Villanueva lo sabía. Los fiscales también y prácticamente lo asediaban.
Los tres se hicieron buenos amigos en el 2016. Al parecer, con los años, esa amistad se fue cimentando. Una vez que Patricia Benavides fue elegida como Fiscal de la Nación no dudó en llamar a sus amigos Jaime Villanueva y Miguel Girao y los hizo sus hombres de confianza. Hasta hace una semana escuchaba sus consejos y hasta iban a misa juntos. Ahora la amistad se ha quebrado, y una posible traición entra en cuadro.