Huir de la guerra: La crisis contada desde la zona del conflicto
Los padres se separan de sus hijos, los ucranianos mayores de 18 años y los menores de 65 no pueden abandonar su país, deben dejar ir a sus niños, a sus bebés, que inocentemente les dicen adiós.
En una guerra se puede morir de muchas maneras. La distancia, el éxodo camino al exilio, el dejar tu vida atrás, todo lo que has construido. La otra opcion es tratar de seguir vivo en casa, para ver cómo se destruye, toda tu ciudad.
En una guerra, abrazas a tu hijo y piensas que esa puede ser la última vez. Verlo partir en un tren y despedirse en medio de maletas, gritos, malestares, lágrimas, para que luego llegue a la frontera de un país lejos de su tierra, lejos de ti.
Ucrania sigue resistiendo ante el avance ruso. En estas dos semanas de conflicto ya más de un millón 300 mil personas se han ido de su tierra, o los que consideraban su tierra porque ahí, iniciaron una familia.
Como Danilo, un peruano que se ha quedado en Kiev y permanecen bajo fuego, a la espera de que todo pase, que se calme, que los diálogos den frutos. Que todo se detenga.
Danilo ha recibido a un amigo en casa. Ya ir al supermercado a comprar comida es imposible. Ahora escucha los tanques pasar por donde antes salía a caminar. El sótano, funcionará como un búnker. Danilo apaga y prende la luz, tiene miedo.
Baja las escaleras, las cebollas y el vodka lo mantendrán caliente, el frío bajo tierra es más fuerte, pero es la única forma de vivir o de sobrevivir
Otro es Rafaello, el peruano que llegó a Ucrania en busca de su hijo y quedó atrapado en medio de la guerra. Huyó de Kiev, cruzó la frontera a Polonia, pero regresó a escuchar nuevamente las sirenas las alarmas anti misiles
Volvió porque le llegó la información de que su hijo de 2 años Matthew estaba cerca de Kiev con su madre. El vehículo se averió y tuvo que dejarlo a medio camino.
Ellos son solo dos de los muchos peruanos que decidieron quedarse en Ucrania. No se sabe cuántos hay; varios están incomunicados.
La central nuclear más grande de Europa está en Ucrania. Este viernes un misil cayó en la central de Zaporiyia y por fortuna solo afectó oficinas administrativas, por eso el miedo a la temida radiación invadió el país.
Así es el horror de la guerra.
Oleski, quien estaba la semana pasada en su casa, ahora se ha ido a un búnker con otros jóvenes que recién han acabado la universidad.
Mientras las sanciones a Rusia se van incrementando, en el Kremlin, Vladímir Putin sigue la ofensiva. Lo cierto es que muchos de sus compatriotas se han quedado sin mecanismos de pago electrónicos, o sin redes sociales. La Cámara Baja del Parlamento ruso aprobó una norma que castiga con 15 años de cárcel la difusión de presuntas noticias falsas. Para Rusia esto no es una invasión. La narrativa oficial es que se trata de una operación militar especial.
La segunda ciudad más importante de Ucrania es Kharkov ahí ya se destruyó la catedral, la plaza central y varios vecindarios. Los ucranianos resisten. Hay soldados rusos patrullando las calles y algunos vecinos se atreven a pedirles que se larguen, que son una vergüenza. La patria, puede más que el miedo.
Sergio Lizier llegó a Ucrania por negocios y se encontró en medio de una guerra. Él también estaba en Kharkov. Se comunicó con el consulado peruano. El canciller en asuntos comerciales Juan Olivas, quien vive más de 20 años en Ucrania, lo recibió. Allí sintió de todo, menos la tan ansiada seguridad.
Sergio pudo ir directamente desde Járkov hasta la frontera y no pasar por Kiev. No era seguro, pero al llegar al consulado tomó ese camino que era ya, un riesgo tremendo.
La embajadora de asuntos consulares de la Cancillería destaca el trabajo del cónsul peruano en Ucrania, quien ya ha logrado que muchos compatriotas puedan salir de la zona de guerra.
Este sábado, catorce peruanos fueron repatriados, luego que se descartara el plan de enviar un avión FAP a la frontera de ucrania con polonia. Antes de la guerra se contaba a 320 peruanos que vivían en Ucrania. Hay muchos que han huido a distintas partes de Europa y aún no se sabe cuántos. Ya en suelo peruano Javier Prada y su esposa con 6 meses de embarazo respiran con más tranquilidad.
Una guerra que sentimos más cerca, porque podemos tener los videos, el terror en nuestro celular. Las redes sociales actualizan a cada minuto lo que pasa en Ucrania. Son millones de personas con una cámara en el bolsillo: no es difícil entonces que cada movimiento de la guerra se publique en internet, prácticamente en tiempo real.
Llegar a la frontera no es fácil. Si estas en Kiev el metro está inundado de personas, la estación central sin agua, ni comida, está repleta de familias que deben tomar el tren hasta Lviv. Es la ciudad más cercana a Polonia, la frontera más segura.
Los padres se separan de sus hijos, los ucranianos mayores de 18 años y los menores de 65 no pueden abandonar su país, deben dejar ir a sus niños, a sus bebés, que inocentemente les dicen adiós, los guantes a través del vidrio intentan dar amor por última vez. No entendemos lo que dicen, pero no es difícil imaginarlo.. pronto nos volveremos a ver, te amo, cuídate, cuida a mis hijos, Prometo que te voy a buscar.
En este tren que lleva el doble de pasajeros y avanza más lento no puedes llevar maletas grandes, tienes que dejar lo que tanto te costó construir. Una maleta es un espacio que puede ocupar un niño, o un anciano.
En el camino se apagan las luces, los controles aparecen... el frío, el miedo, los llantos, los pañales llenos, ¿dónde están mis juguetes? ¿dónde están mis amigos?
El corredor humanitario se suspendió este sábado por enfrentamientos que Rusia y Ucrania acordaron detener. No se pudo. Ni el miedo ni el horror de los disparos pudieron abogar por la paz. Estas son las imágenes que provoca la guerra, imágenes de terror, pero sobre todo, de tristeza.