Yurimaguas: Continúa investigación por crimen de rusa en centro de ayahuasca
Una ciudadana rusa fue descuartizada en un centro de sanación en Yurimaguas. La justicia peruana continúa investigando si consumieron brebajes alucinógenos.
Lucia Lazarenko es una mujer rusa, madre de dos niñas, maestra de espiritualidad que vino al Perú enamorada de nuestras practicas ancestrales. Se instaló en Yurimaguas en un centro de sanación donde fue asesinada por un ciudadano ucraniano, que aparentemente entro en un cuadro psicótico.
Vivía una vida de ensueño en Bali, Tailandia. Lucia lo tenía todo, vivía en una de las islas más lujosas, en medio de la paz de la naturaleza de este país dejó a sus dos hijas por unos meses para venir al Perú a capacitarse sobre sanación y espiritualidad, pero terminó asesinada por un hombre en aparente estado psicótico.
La luz de esta madre de nacionalidad rusa de 46 años se apagó a manos de un hombre que, aparentemente, fuera de sí, la desmembró.
Ivan Kumsin, ucraniano de 38 años, instructor de capoeira, que había estado en Brasil y Ecuador. Fue su compañero en sus últimos días fuera de su cabaña, mientras que a un lado está el diario de Lucia, con las ultimas escrituras que hizo, sobre algunos rituales que planeaba hacer, pulseras, un encendedor y brebajes.
Un macabro crimen que ocurrió en el Alto Amazonas y que le quitó la serenidad a un lugar de métodos ancestrales, de cuerpo, mente y alma. En el kilómetro 19 de la carretera Yurimaguas, Tarapoto, dentro de una habitación, frente a una apacible laguna.
Lucia clamaba por su vida. Era una recurrente visitante del Perú, había venido en 5 oportunidades para ser paciente de este centro de sanción se grababa sonriente, amaba nuestra cultura era una maestra de plantas medicinales y esta última vez perdió su vuelo. Por lo que decidió regresar al centro de sanación para quedarse mientras solucionaba su problema.
Ahí conoció a Iván, un ciudadano ucraniano que llegó al centro también para ser paciente, pero ya había sido dado de alta, se hospedaban en diferentes habitaciones, pero en la misma cabaña de dos pisos.
Según cuenta Pepe Ordoñez, dueño del centro, esta semana ambos extranjeros fueron a conocer la laguna El Sauce, al centro de Tarapoto y tenían planeado un viaje a Cusco.
Lucia se hospedaba en el segundo piso de esta cabaña, Kumsin en el primero. Los gritos de auxilio de la mujer alertaron a una paciente del centro. En la habitación todavía quedan rastros de sangre y cera de algunas velas que habrían prendido.
Pepe Ordoñez indica que, al no ser pacientes, ellos no consumieron ayahuasca dentro del centro, sin embargo, las primeras investigaciones de la Fiscalía no descartan que hayan consumido algún brebaje mezclado con alucinógenos.
La ayahuasca es una práctica ancestral, patrimonio cultural de la nación. El consumo de esta planta de uso milenario debe ser solo de forma guiada por un maestro experto. De lo contrario podría desatar un brote como el que le puede haber ocurrido a Iván. Un caso muy parecido al de Antares de la luz, quien formó una secta chilena, que quemo a vivo a su propio bebé.
Lucia Lazarenko deja dos niñas que vivían una vida plena y feliz junto a ella en las paradisiacas playas de Tailandia. Una extranjera que llegó a nuestro país enamorada de prácticas ancestrales, pero que encontró la muerte de una manera salvaje por un joven que también llevaba el camino de la espiritualidad.