Vacancia presidencial: el factor Kenji Fujimori

Apenas el jueves por la noche PPK se salvó de la vacancia porque no se alcanzaron los 87 votos necesarios. Paradójicamente no fueron los abrazos y las sonrisas de los ppkausas quienes protagonizaron la foto de la jornada. Fue Kenji Fujimori, el menor del clan, la estrella de la noche.

El suyo, y otros nueve votos de Fuerza Popular, impidieron la vacancia por incapacidad moral del presidente, pues solo se alcanzaron 79. Es por esto que durante y hacia el final del largo debate se pudieron observar escenas surreales que fueron una delicia para la crónica política local. Como el sentido abrazo entre Kenji Fujimori y el agradecido oficialista Juan Sheput, mientras que la fujimorista y leal keikista, Úrsula Letona, salía altiva del hemiciclo, furibunda, aunque sin perder la dignidad.

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A las 11:17 de la noche los legisladores fujimoristas Guillermo Bocángel, Estelita Bustos, Sonia Echevarría, Clayton Galván, Maritza García, Marita Herrera, José Palma, Bienvenido Ramírez y Lizbeth Robles registraron su abstención. Todos ellos cercanos al menor de los Fujimori.

La falange fujimorista se había quebrado, los parlamentarios mencionados le sacaron la vuelta a su propio partido, pero todo indica, se mantuvieron fieles a Alberto Fujimori, quien habría llamado uno por uno desde la Diroes clamando para que no lo abandonen, puesto que ya estaba circulando en redes el rumor de su indulto como moneda de cambio.

Durante la tarde, Kenji Fujimori, debido a que está suspendido de Fuerza Popular y no pudo intervenir en el debate, se las ingenió para hacerse escuchar y colgó un estudiado video en las redes en el que expuso su posición. El “nosotros” en su discurso, era un adelanto de lo que se venía.

Kenji no podía intervenir en el debate, pero, después de su video las cámaras del hemiciclo no lo soltaron y  pudieron registrar inolvidables escenas como una que está a la par de los guiones de las series de Netflix: cuando el congresista de Fuerza Popular, Miguel Torres, su entrañable amigo desde el colegio, le increpaba, le llamaba la atención, ya sin pudor alguno por su keikismo, sin importarle la posibilidad de que, como era el caso, lo estuviesen grabando, por su inminente abstención y la de los otros nueve congresistas que lo siguieron.

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Otra escena que casi se roba el prime time fue cuando la histórica fujimorista Luz Salgado, perdió algo de su usual compostura y le niega el saludo, le quita la mano a un colega para luego vociferar, muy molesta ella, vocablos ininteligibles.

Y cuando ya se contabilizaron los votos, y gracias a la abstención del Nuevo Perú, de dos apristas y los diez disidentes de Fuerza Popular PPK se salvaba de la debacle, Kenji y los suyos, en medio del hemiciclo, se abrazaban y derramaban algunas lágrimas, acaso intuyendo que salvando a PPK salvaban también a su líder histórico. Bienvenido Ramirez, famoso por decir que leer da Alzeimer, linchado por eso en su momento, parecía recuperar la hidalguía mirando a las graderías, acaso buscando un poco de reconocimiento, por fin.

Minutos después Kenji se abrazaba con Sheput, hablaban de algo, tal vez de favores, de agradecimiento y entonces, repetimos la escena porque la ocasión lo merece, la leal Úrsula Letona pasó de largo, fría como el viento, peligrosa como el mar.

Más tarde por la noche, Mávila Huertas, en su programa, pudo registrar con una pregunta a la congresista Maritza García, los maromas argumentativos con los que justificaba su abstención.

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Por su parte, Keiko Fujimori, tuiteaba en las redes a sus 61 congresistas, diez menos que los que tenía su aplanadora. ¿Se podrá, con esta reducción, modificar el reglamento? ¿Alcanzará para modificar la llamada Ley del Transfuguismo?

Al día siguiente, el frontman del keikismo más radical, el siempre estelar Héctor Becerril, sentenciaba a sus compañeros traidores. El factor Kenji volvió a cambiar la historia de la política peruana, quien lo diría hace unos años, quien lo diría.