Más de mil colombianos deportados por cierre de frontera con Venezuela
Ese movimiento masivo de personas ha creado en el lado colombiano una crisis humanitaria que tiene en los niños a los grandes damnificados.
La frontera colombo-venezolana cumple hoy seis días cerrada, una medida ordenada por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, tras un ataque de presuntos contrabandistas que ha degenerado en una crisis humanitaria con más de mil colombianos deportados.
Hasta el día de hoy, 1.113 colombianos humildes han sido forzados a abandonar lo poco que construyeron en años e incluso décadas en Venezuela, sin saber qué futuro les espera en su propio país o si tendrán la oportunidad de regresar algún día a San Antonio y otras localidades donde dejaron familiares, amigos, casas y enseres.
A través del puente internacional Simón Bolívar, frontera que une la colombiana ciudad de Cúcuta con la venezolana San Antonio, 1.071 colombianos residentes en el estado Táchira han sido deportados sumariamente por el Gobierno de Maduro que alega estar en una lucha contra contrabandistas y paramilitares en la frontera.
Más al norte, a Paraguachón, una localidad en el caribeño departamento de La Guajira, 42 colombianos regresaron hoy de Venezuela deportados o repatriados.
Ese movimiento masivo de personas ha creado en el lado colombiano una crisis humanitaria que tiene en los niños a los grandes damnificados, ya que, en total, 241 son menores de edad.
El Estado colombiano ha reaccionado y ha habilitado centros deportivos en Cúcuta para que los colombianos que llegan tengan la posibilidad de dormir bajo techo.
Allí, decenas de voluntarios de la Cruz Roja trabajan sin descanso para alimentarles y atender sus necesidades médicas y psicológicas.
En la mañana de hoy el drama se multiplicó ya que los colombianos que viven en Venezuela, ante el temor de ser deportados y perder sus bienes, decidieron abandonar sus hogares y cruzar con el agua a la cintura el río Táchira, que marca la frontera entre los dos países.
Cargando a hombros todo lo que pueden llevar, hombres, mujeres y niños se arriesgan a cruzar irregularmente la frontera por trochas que desembocan en el río en filas que parecen no tener fin, una escena dramática que parece sacada de películas de guerra.
Pese al riesgo que esto supone, columnas formadas por centenares de colombianos llegan a su país natal portando armarios, roperos, electrodomésticos, animales de granja e incluso mobiliario comercial.
El trayecto es posible porque, por primera vez en semanas, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Venezuela ha comenzado a desviar su mirada de los colombianos.
Según pudo comprobar Efe, los agentes observan impasibles a los colombianos que portan sus enseres, sin perturbar la marcha.
Al otro lado, la Policía colombiana le colabora a sus conciudadanos y ha organizado un operativo con decenas de agentes que ayudan a cargar los muebles más pesados e incluso han puesto a disposición de los deportados uno de los camiones utilizados para el transporte de uniformados.
(EFE)