Coronavirus en Ucayali: Crónica de una región que lucha contra el COVID-19
A pesar de las carencias, los médicos enfrentan al enemigo invisible en la primera línea
Cuarto Poder llegó hasta el área de Cuidados Intensivos del Centro de Atención COVID-19 de la ciudad de Pucallpa, en Ucayali donde en medio de limitaciones, el personal médico lucha para mantener con vida a diversos pacientes críticos.
Ricardo Muñante, director Área COVID del Hospital Regional de Ucayali, sostuvo que cuando las personas llegan con un cuadro severo moderado y requieren una máquina de respiración mecánica, su pronóstico es reservado.
En el lugar, faltan camas UCI, personal capacitado y balones de oxígeno. El centro COVID debería tener capacidad para nueve camas UCI, una gestión deficiente mantiene aquí cinco ventiladores sin usar.
A pesar de las carencias, estos héroes enfrentan al enemigo invisible en la primera línea. El calor es insoportable con los equipos de protección personal en la selva. Los médicos cumplen largos turnos en intensas jornadas y tratan a los pacientes con mucha entrega, pero a veces no es suficiente.
En el centro COVID del Hospital EsSalud 2 hay cuatro camas de cuidados intensivos; el trabajo es delicado y exigente.
El director de la Red Asistencial Ucayali, Francisco Samaniego, sostiene que la probabilidad de que algunos pacientes se recuperen es de 50 %.
Una de las prácticas más comunes para tratar a los pacientes graves de COVID-19 es la pronación, o voltearlos boca abajo, algo sumamente difícil que requiere de la colaboración de varios especialistas.
En la UCI de EsSalud, el médico intensivista Carlos Véliz, narró lo difícil que es ver morir a colegas y amigos, algunos de ellos en sus propias manos. Tienen turnos de 12 horas, la carga viral es alta y el riesgo es extremo.
“Sí, me ha tocado vivir la de un colega. La de un amigo. Falleció en mis manos. ¿Cuándo pasó esto? Hace una semana. ¿Un colega suyo joven? Joven. Tenía todo un futuro por delante. Y llegan muchos médicos acá”, contó el galeno.
Cuarto Poder también llegó a la comunidad shipibo-konibo de San Francisco, acompañando a Fiorella Molinelli, presidenta ejecutiva de EsSalud, y al general César Astudillo, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, en una misión humanitaria.
Gracias al soporte militar, EsSalud logra llevar pruebas rápidas, vacunas y víveres a esta comunidad donde existe preocupación de que se haya desatado un contagio masivo.
Según Juan Agustín Fernández, líder comunidad shipibo-konibo San Francisco en el lugar se han registrado cuatro muertes y en todo el pueblo shipibo ya suman 67.
“Ellos no están oficialmente en las estadísticas del Gobierno, en las estadísticas no figuran los shipibos que se mueren”, afirmó.
Al lugar se llevaron kits de ayuda médica y para vacunar a la población vulnerable contra la influenza y neumococo. Además, se hicieron pruebas rápidas. En la primera jornada de pruebas rápidas los resultados son preocupantes, de 220 pruebas rápidas hechas, hay 95 positivos, más del 40 %.
Las enfermedades en el lugar se tratan con hierbas tradicionales como el matico, eucalipto, hoja de mukura, hoja de limón, entre otras.
Por otro lado, en la entrada de Santa Rosa, un centro poblado cercano a San Francisco, se limpian los autos con aspersores y viven con miedo de que el contagio llegue.
En el lugar hay muy poco personal médico, no cuentan con agua y menos con balones de oxígeno.
Ya en Pucallpa, EsSalud implementa un hospital de campaña que contará con un total de 100 camas para atender a pacientes con COVID-19. La entrega está programada para la próxima semana.
Prevenir es la clave en la lucha para contener la pandemia de coronavirus que hace semanas afecta a la selva. Se espera que todos los esfuerzos que se hacen se concreten a tiempo para evitar más muertes.
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