Confesión y fuga: nuevas pistas en crimen de joven del tatuaje

Uno de sus amigos admitió haber sido cómplice, mientras otro habría intentado desviar la investigación. Su supuesta pareja, el principal sospechoso, huyó del país.

Foto y video: América Noticias

Cuatro meses han pasado desde el macabro hallazgo de los restos de Blanca Reyna Lara, una joven de 20 años que fue descuartizada y parte de su cuerpo calcinado en un contenedor de basura en Huachipa.

Hoy, nuevas revelaciones ponen el foco en su círculo más cercano. Un audio, una llamada sospechosa y la huida del principal sospechoso abren nuevas pistas en el caso.

Su caso ganó notoriedad en el país debido a que se pudo identificar a la joven a través de un tatuaje de Lisa Simpson en el antebrazo derecho, el cual fue crucial para identificarla.

Fuente: Domingo Al Día
Fuente: Domingo Al Día

La confesión inesperada en su propio entierro

En medio del dolor de su familia, durante el entierro de Blanca, una figura pasó desapercibida. Fernando, uno de sus amigos, se mantuvo cerca del ataúd, vestido de negro y con lentes oscuros.

Lo que nadie imaginaba era que este sujeto aceptaría haber sido cómplice del crimen. Un mensaje enviado a los amigos de la joven lo delató: "Yo fui cómplice del asesinato. A mí me pagaron 10 mil soles", dijo.

El audio revelador dejó en shock a todos. En la grabación, Fernando confiesa que la pareja de Blanca, Pablo Valencia, lo contactó antes del crimen y le ofreció dinero.

“Su marido, esa lacra, se contacta conmigo y me dice: ‘Tengo un plan, yo te voy a pagar, pero no digas nada a nadie’. Me ofreció 10 mil”, se le escucha decir.

Pero la confesión no terminó ahí. Fernando admitió haber recibido el dinero en su cuenta bancaria y que, a pesar de conocer el destino de Blanca, no hizo nada para detenerlo.

"A mí me depositaron diez mil en mi cuenta bancaria. Yo lo tengo ahí todas las pruebas. No me dijo que la iba a matar."

Las transacciones bancarias confirman que Blanca le enviaba dinero periódicamente, lo que ha levantado sospechas sobre su relación y el papel que jugó en el crimen.

La llamada falsa para desviar la investigación

Mientras la familia de Blanca buscaba respuestas, su tía Eusebia recibió una llamada sospechosa.

"Me entra una llamada de un número desconocido y se hace pasar por mi sobrina", contó. En paralelo, su mejor amigo, Christian Benítez Sánchez, le dijo a la madre de Blanca que ella estaba secuestrada por el Tren de Aragua.

"Seño, me llamaron unos venezolanos que son del Tren de Aragua para que devuelva todo lo que Blanca robó", se le habría escuchado decir al joven.

En ese momento, la desesperación se apoderó de la familia. Sin embargo, la llamada resultó ser una estrategia para desviar la atención.

Horas después, llegaron fotos aterradoras de Blanca con un arma apuntándole a la cabeza y balas en sus manos. El último mensaje que envió por WhatsApp fue desgarrador: "Me van a matar."

La fuga del principal sospechoso

Desde el inicio de la investigación, Pablo Valencia fue señalado como el principal sospechoso. Días antes del crimen, había enviado mensajes a Blanca insistiendo en verla.

Tras el hallazgo de los restos de la joven, la Policía detectó que Pablo activó un nuevo número de celular y salió de Lima. Su geolocalización indica que hizo una parada en Nasca y, el 4 de diciembre, cruzó la frontera con Bolivia.

Por si fuera poco, los peritos hallaron pruebas de que Pablo se comunicó con Christian días antes del crimen, lo que refuerza la hipótesis de que ambos estuvieron involucrados en su desaparición.

Una despedida que nunca debió ocurrir

El pasado 23 de febrero, la familia de Blanca organizó su despedida final. Decenas de personas marcharon en su memoria, pidiendo justicia.

Sin embargo, el crimen aún está lejos de resolverse. Mientras Pablo Valencia sigue prófugo, tanto Christian como Fernando están bajo investigación.