Comas: Postulante a la Policía sobrevivió a ataque de raqueteros

Un joven sobrevivió al ataque de delincuentes que le dispararon cuatro veces en Comas. El postulante a la PNP había salido a hacer deporte cuando le intentaron robar su celular

Foto y video: América Noticias

Diego Mejía Saavedra de 20 años es un joven postulante a la Policía Nacional del Perú (PNP), que vivió el horror de ser atacado mientras entrenaba por una calle en la Urbanización Quiñones en Comas.

Sin contemplaciones, los criminales abrieron fuego contra él, dejándolo gravemente herido. Con un celular como única presa, estos sujetos no dudaron en disparar indiscriminadamente, demostrando una crueldad sin límites. 

A pesar de la cooperación, los delincuentes desataron una ráfaga de violencia sin piedad, dejando a Diego gravemente herido con cuatro impactos de bala, uno en el brazo, dos en las piernas y afectando también su clavícula.

Diego fue llevado de inmediato al Hospital de Collique y luego a la Clínica Universitaria donde se comprobó que las balas habían comprometido sus piernas. Los médicos señalaron que estaba a punto de perderlas y, con ella, sus sueños de convertirse en un guardián de la ley. 

Diego es el tercero de 4 hermanos y desde que tenía 14 años, uno de sus grandes sueños era llegar a ser policía para defender a los indefensos ciudadanos frente a la ola de delincuencia que azota la ciudad. 

Originario de Chota, Cajamarca, dejó atrás su hogar para perseguir su pasión, enfrentando obstáculos con determinación y fe inquebrantable en su objetivo de ingresar a la Escuela de Policías.

Las heridas que han dejado las balas en sus piernas no han afectado su fe y su entusiasmo para llegar a lo que se ha propuesto. Convertirse en un policía con servicio a la sociedad. 

Su madre, Blanca Saavedra, compartió su angustia al ver a su hijo luchar por su vida. Sin embargo, sabe lo fuerte que es Diego y lo apoyará hasta que llegue a ser un gran policía.

Para Diego no hay obstáculos y no importó el estado de recuperación. La fe mueve montañas y así fue como se trasladó para presentarse al examen a la Escuela de Policías. 

A pesar de sus graves heridas, Diego demostró su determinación. Pese al dolor físico y emocional, este joven decidido no se deja vencer por el miedo ni por las circunstancias adversas.

Tanto Diego como su madre imploran que se haga justicia, instando a las autoridades a capturar y procesar a los responsables de este acto atroz.  Hoy, mientras Diego se recupera tras una operación de emergencia, su familia exige respuestas y apoyo del Ministerio del Interior para asegurar que este acto atroz no quede impune. 

Con un futuro incierto, este joven luchador no solo enfrenta una larga recuperación física, sino también el desafío de superar el miedo y la indignación de un ataque tan despiadado en su búsqueda por servir a la sociedad como miembro de la Policía Nacional del Perú.

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