Wilbur Castillo fue blanco de dos feroces ataques de sicarios en 2012
Pese a que en aquella ocasión salvó de milagro, su suerte ahora fue distinta.
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Su cabeza tenía un precio. Wilbur Castillo Sánchez hizo de su casa un bunker, que pese a las extremas medidas de seguridad, fue varias veces blanco de intentos homicidas.
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Se sabía perseguido, sentía los pasos detrás de él. Aquel 2012 fue un año particularmente criminal en su vida. Una confusión impidió que sea acribillado en la puerta de la casa de uno de sus familiares en Pueblo, hasta donde llegó con su camioneta Hummer.
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César Rojas Cisneros, un modesto mecánico tuvo la mala fortuna de aquella tarde vestir los mismos colores que castillo. Aquel día, el sujeto que hizo las veces de campana, no explicó bien quién era el objetivo y entonces los sicarios balearon a quien había sido descrito.
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Poco después, una llamada hizo que deje su habitación y vaya al balcón de su vivienda. Abajo un individuo disparó tantas veces como pudo, pero no lo alcanzó. Su esposa e hija estaban en la misma habitación cuando el fuego traspasó los vidrios.
Nunca se supo quién lo atacó, pero tenía claro que era cuestión de tiempo. El precio lo pagó en una mañana en el Callao.
