Hoy:

    Grabaciones complican situación de fiscales que investigan a Los cuellos blancos del puerto

    Conversaciones de Walter Ríos con su esposa y con el ex juez supremo César Hinostroza se menciona que Vizcarra sí conocía a Antonio Camayo, por lo que buscaban conversar con el entonces flamante presidente

    América Noticias

    Nuevas grabaciones difundidas complican la situación de las fiscales que investigan el caso Los Cuellos Blancos del Puerto.

    Son al menos tres audios que comprometen a las fiscales Sandra Castro y Rocío Sánchez.

    La grabación entre John Misha y Fernando Seminario se dio el 21 de marzo de 2018, dos días antes que Martín Vizcarra asumiera el cargo de Presidente de la República. Para esa fecha, los investigados se referían a Vizcarra con cercanía y familiaridad, asegurando que se trataba de una buena noticia.

    "Nos conviene que entre Vizcarra. (...) Ahorita se está reuniendo la gente. (...) hay amistad ahí con Vizcarra", señaló Misha. 

    El 23 de marzo de 2018, cuando Vizcarra juró como presidente, el entonces juez Walter Ríos le confesó a su esposa que Vizcarra y Antonio Camayo se habían reunido.

    "El flamante Presidente que acaba de juramentar el cargo (...) chupa en su casa de Toñito. Ron Zacapa puro. ¿No te he contado eso?", dice Ríos.

    En tercer audio, de ese mismo 23 de marzo, es de una conversación de Ríos con el ex juez supremo César Hinostroza.

    "Como Toñito (Camayo) es gran amigo del que acaba de juramentar, sería bueno estrechar lazos pe' (...) antes de irnos a Rusia pe’, para conocerlo al hombre para tomar, dicen que le gusta el Zacapa", le dice Ríos a Pariachi riendo al final.

    Los audios son relevantes en estos momentos porque estos registros ocurrieron antes que las fiscales Sandra Castro y Rocío Sánchez se reunieran con el presidente Vizcarra en uno de los departamentos de San Isidro para solicitarle al entonces mandatario que les brinde seguridad por la mafia que venían investigando.

    En esa reunión también estuvo presente el mayor Manuel Arellanos Carrión, el policía encargado precisamente de las interceptaciones telefónicas.

    La revelación de esta cita secreta pone en aprietos a dos fiscales que se enfrascaron en una pugna que lleva varios meses y que podría terminar mal para ambas.