Crimen en La Molina: video de cámara de seguridad desbarata versión de implicado
Un perito encontró una llave en el patio de la casa, la misma con la que el asesino abrió la puerta para ingresar a la casa. La llave que Carla, la hija menor de la pareja, dijo haber perdido
Son las imágenes que lo incriminan, los videos que demuestran que no dijo la verdad. Pasó de ser alguien cercano a los esposos Melitón Ruiz y Livia García y la trabajadora Abigail Ramos, hallados muertos en un supuesto incendio en La Molina, a ser sindicado por la Policía como el triple homicida que pretendió ocultar el asesinato prendiendo fuego a la casa.
Para cuando se dieron las exequias de la pareja, la hipótesis del incendio como causa de su muerte era la única. Por eso, en las imágenes Vicente Orsero Kaji, un amigo muy cercano a la menor de los tres hijos de la pareja, consuela a la familia muy condolido.
Los peritos descubrieron que ninguna de las tres personas murió por asfixia, todas tenían impactos de bala en la cabeza. Según la Policía, el homicida ingresó a la casa sin forzar las cerraduras.
Tenía que ser un familiar o un amigo para tener segura su entrada en una zona cerrada. Una vez dentro, el homicida fue directamente al segundo piso donde estaba la pareja de ancianos. El asesino sabía que debía matar también a Abigail Ramos, la joven de 19 años que trabajaba en la casa.
Los agentes de Homicidios apenas supieron que las cerraduras no fueron forzadas, ordenaron la prueba de absorción atómica a todos los familiares y personas del entorno de las víctimas, solo uno de ellos salió positivo. En eso momento todas las miradas de los detectives se dirigieron hacia Vicente.
Además de la absorción atómica positiva, hace dos meses el padre de Carla puso una denuncia por la pérdida de su revólver calibre 38, 600 soles y un reloj. En su denuncia cita que sospechaba de un familiar. Las balas con las que mataron a las tres personas eran precisamente calibre 38.
Un elemento adicional y sumamente revelador: un perito encontró una llave en el patio de la casa, la misma con la que el asesino abrió la puerta para ingresar a la casa. La llave que Carla, la hija menor de la pareja, perdió cuando estaba con su amigo Vicente, fue la misma que encontró la Policía en la casa. ¿Coincidencia? Esto lleva a pensar que el asesinato pudo ser planificado también por algún familiar.
Vicente dice que no es el asesino; sin embargo, los agentes de Homicidios lo llevaron a los exteriores de la casa para que narre cómo se movilizó, su versión no coincidía con las cámaras de seguridad.
Gracias a una cámara de seguridad, se ve cómo cuatro horas antes del incendio, Vicente llega hasta La Molina Vieja para encontrarse con Carla, la hija menor de las víctimas. Baja del taxi oscuro con un maletín y lleva puesta una gorra. Coloca el maletín en la parte de atrás del auto y se sube al vehículo manejado por Carla.
A las 4:23 de la tarde, Vicente regresa con el auto de Carla, pasa por la garita de seguridad y va directo hasta los alrededores de la casa. La versión que dio a la Policía no cuadra con la que muestran las cámaras.
La llave, el arma, la denuncia, la prueba de absorción atómica; todo apunta a Vicente como el asesino para la Policía, pero para ellos existiría además un autor intelectual.
Unas semanas antes del crimen, el padre de Carla modificó su testamento e incluyó entre sus herederos a otro hijo, lo cual cambiaba la repartición de herencia. Para la Policía, este detalle es clave en la investigación.
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