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Indignante. Con sus nevados y lagunas, es uno de los parajes más perfectos y supuestamente protegidos de nuestro país, pero las garras de la letal minería ilegal ya lo empiezan a desfigurar, sin que nadie detenga esta barbarie. La increíble situación en el Parque Huascarán.
Cuenta una vieja leyenda que la cordillera de los andes es el reino de los dioses… y que estos dos nevados en Ancash fueron alguna vez amantes castigados por un amor prohibido, condenados a vivir para siempre cubiertos de nieve, uno frente al otro. Pero este maleficio legendario que en el imaginario popular dio origen a esta bellísima área, en pleno y protegido Parque Nacional del Huascarán, resulta nada comparado con el real peligro que se cierne sobre estas tierras. Una amenaza llamada minería ilegal.
Sí, tal como lo ve, la minería ilegal se ha instalado en pleno corazón de uno de los más importantes Parques Nacionales del país, un atentado ecológico sin nombre en plena zona de nevados.
El parque Nacional Huascarán, está ubicado en el departamento de Ancash y tiene una extensión de 340 mil hectáreas. Las leyes peruanas protegen esta zona emblemática, por contener la mayor diversidad biológica y cultural que tiene nuestro país. Fue creado en 1975 y al poco tiempo fue declarado como reserva de Biosfera del planeta, alberga los nevados más altos del mundo y las lagunas más bellas de origen glaciar con más de 779 especies vegetales y 112 tipos de aves, se esparcen a lo largo de la cordillera blanca flora y fauna que en papeles se protegen pero que hoy están a la merced de la depredación minera.
Unos mineros se amparan en un permiso para operar en el Huascarán, emitido antes que esta zona tuviera la categoría de parque nacional. A partir de 1975 cualquier actividad minera está absolutamente prohibida. Cuando el equipo de Cuarto Poder llegó hasta ahí los miraron asombrados, pues no comprendían cómo es que un equipo de periodistas logró pasar sus controles.
Entre 1970 y el 2010 la cordillera blanca ha perdido el 34 % del área de sus glaciares, producto del calentamiento global y por supuesto de la contaminación. Si no se hace algo pronto, los organismos internacionales podrían quitarle el título de reserva de biosfera al Huascarán.
Estando próximos a la COP 20, el evento ambientalista más importante del mundo, esperamos que se mire con atención lo que pasa en este bello parque nacional. Queda claro, que no bastan discursos rimbombantes, sino un real compromiso que se traduzca en acción. Que las heridas del Huascarán no sigan sangrando.