En Vivo
Lo que para unos es magia de luz en las fiestas que se avecinan, para ellos es una tortura que los lleva al límite del pánico y la alteración ¿Cuál es límite entre el derecho a celebrar y el derecho a la salud? La realidad que estalla.
La pólvora, las bombardas, los peligrosos cohetones parecen ser parte fundamental de estas celebraciones.
Mientras más estruendosos y explosivos son mejor. A nadie le importa si la pólvora y los estallidos vulneran la salud y la tranquilidad de quienes podrían estar
muy cerca de nosotros.
Aunque a muchos les cueste creerlo estas fiestas se convierten en un verdadero infierno para personas con habilidades diferentes, como lo son los autistas, quienes están encerrados en su mundo, no tienen lenguaje, su reacción es de miedo no saben qué hacer.
Quienes sufren por la explosión de bombardas son aquellas personas con habilidades diferentes. Los más sensibles, son los autistas que por su enfermedad no filtran los sonidos y escuchan todo a la vez, situación que no les permite concentrarse, ni encontrar tranquilidad.
Uno de cada 85 niños en el Perú tiene autismo y usted, que quizá este año tiene
planeado reventar un cohetón de moda, debe saber que estas personas se alteran hasta con el mínimo sonido de la música o de una licuadora. ¿Se imagina entonces cuál puede ser la reacción de un niño autista ante la explosión de una
bombarda?