La Victoria: ambulantes continúan ocupando veredas y pistas de La Parada
El lugar se encuentra abarrotado de comerciantes, basura y tráfico
Han pasado más de cuatro años desde el trágico desalojo del tradicional ex mercado mayorista de La Parada y las calles aledañas a lo que ahora es un subutilizado parque del Migrante están igual o peor que antes.
Son las siete de la mañana en la avenida Aviación en La Victoria y las primeras cuadras todavía lucen calmadas, pero a esa hora, cientos, miles de comerciantes ambulantes ya empiezan a instalar sus puestos para empezar a trabajar en la lotizada vía pública y ganarse la vida. La basura de ayer nunca se fue.
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En apenas un par de horas las cuadras mugrientas se tugurizan. Ambulantes que venden casi todo tipo de productos imaginables e inimaginables de todas partes del país se adueñan de la calle. Es una situación de emergencia.
En medio de este caos que forman más de 2,500 ambulantes, al lado de los tradicionales vendedores de frutas, papas, zapallos, cebollita china y demás vegetales, el visitante puede encontrar un universo tan desconocido como surreal.
Simultáneamente el tráfico es caótico e infernal. Plagado de combis y mototaxis. Estamos hablando de un lugar en el que se mezcla lo peor y lo mejor del Perú y que es un emblema de nuestra confusa identidad tan reacia a cumplir las normas, a obedecer a la autoridad, poniendo aún en riesgo la vida de sus propios niños.
En este escenario encontramos personajes como Doña Nelly, una ayacuchana que nos demuestra que si bien Lima queda frente al mar, es también la ciudad más andina del Perú. Vende la mejor hoja de la hoja de coca de toda La Parada.
Ahora pasemos a la llamada reina de los elementos quien de un tirón expone todos los productos que vende para todo tipo de males. A su lado, hace 15 años que Bigote, un brujo bueno llegado desde Piura, vende amarres, talismanes, brebajes y más.
En este tour paranormal también encontramos a un señor que asegura tener una poción que al fin sería la cura para el cáncer del colon y la diabetes, a quien todos llaman el maestro Machare.
La calle es la única posibilidad de sobrevivir de todas estas personas marginales de un sistema en el que el ambulante se empodera y ajusta cuentas ocupando veredas y un carril completo de la pista.
Todo pasa en La Parada. Lo real, lo maravilloso y lo grotesco. Allí en la calle todos comen, hasta hacen sus necesidades y les pegan a los niños, lo peor del Perú.
Un cuadro desolador que no podemos ocultar. Una decadencia urbana frente a la cual la Municipalidad de La Victoria ya nada puede hacer.
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El parque del Migrante, donde antes quedaba La Parada oficial es un espacio desperdiciado porque es el recuerdo de que estos ambulantes fueron desalojados. Nadie quiere entrar, es una cuestión de orgullo.
La Municipalidad de Lima nos dijo que este tremendo problema le atañe solo a la Municipalidad de La Victoria; sin embargo, desde esta comuna nos dijeron que la actual gestión limeña no hace nada para reubicar a estos centenares de ambulantes en el mercado de Santa Anita, lo que alguna vez se llamó la tierra prometida.