Hoy:

    Silvia Vásquez-Lavado: "mi triunfo es para las chicas que han tenido un pasado de violencia sexual"

    La montañista peruana hizo historia al subir al monte Everest a donde acudió como parte de un proceso de curación personal

    Lucero Chávez (ruloza)

    Silvia Vásquez-Lavado se ha convertido en la primera peruana en pararse en la montaña más alta del planeta: el Everest. Un objetivo que vio concretarse en realidad luego de 11 años, tiempo en el que entrenó duramente para comenzar esta travesía que la ha catapultado al reconocimiento nacional. 

    ¿Qué sentiste cuando pisaste la cima? 

    El sentimiento de llegar al Everest fue increíble. Especialmente porque cuando salimos para la cima que fue a las 10:30 de la noche, no había ninguna certeza de que íbamos a llegar. Bien claro, la expedición nos dijo que si el clima se ponía peor o si la situación – digamos – era de riesgo, nos dábamos la vuelta, así estemos a un paso de llegar.

    …Y solamente fue a 50 metros de la cima que me di cuenta que iba a ser cima. 

    ¿Qué fue lo primero que hiciste cuando te diste cuenta que ya no era un sueño, que sí estabas ahí?

    Me puse a llorar. Fueron las emociones de este sueño que empezó hace 11 años. Para mí, tantas subidas y bajadas literalmente. Tantas veces que quise tirar la toalla…fue este reconocimiento tan especial para mí. De darme cuenta que este sacrificio de casi más que una década, este trabajo había sido realizado.

    ¿En qué piensas cuando estás escalando?

    Te viene mucho miedo y eso pasa cuando has tenido un trauma fuerte. Sientes miedo, vergüenza y tristeza. Y muchas veces haces estas expediciones y no está tu familia ni tus amistades. Sientes mucha soledad; por eso la meditación te ayuda en esos momentos. Para que sepas la razón por la cual estás ahí.

    El monte Everest tiene una altura de 8848 metros sobre el nivel del mar, está localizado en el Himalaya y marca la frontera entre China y Nepal, lugar a donde viajan cientos de montañistas de todo el mundo con el único afán y objetivo de tocar la cima. Cada uno con un motivo diferente; en el caso de Silvia, su historia de abuso sexual el motivo que la condujo a escalar esta imponente montaña donde la temperatura puede descender hasta 36°centígrados bajo cero.

    ¿Cómo nació el objetivo de subir hasta el Everest?

    Yo tuve que pasar por un periodo muy penoso. Una violación sexual desde los 6 hasta los 9 años y fue un estigma que me afectó muchísimo pese a que me fui afuera a estudiar a otro país para volver a empezar. En el 2005, cuando acudí a la base del monte Everest por una visión que se me había presentado unos meses antes, el mundo se me abrió. Las montañas me dieron una seguridad que no la había experimentado en mi vida. Sentí que no tenía que sentir vergüenza y que mi vida había regresado. Que no fue mi culpa.

    Sentí que ese fueguito que yo tenía por dentro, que había sido opacado por el trauma, se había abierto. Everest me había dado esa oportunidad: de dejar esa fuerza, ese coraje, de poder salir. Ahí le prometí que regresaría para tratar de llegar a su cima con dos condiciones: que me voy a convertir en montañista, que voy a regresar con una causa social.


    Silvia no es solo una montañista altamente calificada, sino que es una aventura emprendedora y apasionada que ha dedicado su vida a trabajar por poblaciones vulnerables. Además de liderar proyectos de inteligencia empresarial a gran escala en la importante compañía estadounidense PayPal, también está a la cabeza de la organización sin fines de lucro Courageous Girls, que congrega a chicas mayores de 18 con un pasado de abuso sexual. Su objetivo, explica ella, es hacerles encontrar ese "fuego extinguido" por el trauma, en las montañas.

    Tu causa social es, sin duda, Courageous Girls. ¿Cómo empezó?

    Antes de llegar a la cima Everest, trepé las cumbres más altas de cada continente como una forma prepararme. En enero del 2014, escalé en Aconcagua, en Argentina y me reencontré con toda esa fuerza y energía que estar en el Everest me había dado. Tomé la resolución de continuar preparándome y agarrar fuerza para llegar a la cumbre de la montaña en unos años. También supe que tenía que llevar a chicas a escalar y vivir esta experiencia para que, así como yo, revivan su fuego interno y cuatro meses después fundé Courageous Girls.

    ¿Cuál es la esencia de esta ONG?

    Lo que yo estoy promoviendo no solamente es darles (a estas chicas) la preparación física para subir a una montaña, también les estamos enseñando bastante meditación, algo que ayuda cuando hay traumas muy severos. Les damos la oportunidad de tener ese balance físico y mental porque en la naturaleza, especialmente cuando haces este tipo de expediciones, no solo es lo físico que te afecta, sino que tu mente juega un papel importante.

    ¿Cómo funciona?

    Courageous Girls está basado en Estados Unidos y en Nepal y actualmente lo estoy expandiendo aquí en el Perú. Trabajamos con chicas mayores de 18 años y de hecho no puedo llevar a todo el mundo al Everest, así que estamos modificando el programa. 

    En Nepal vamos a expandirlo con otro grupo de jóvenes, ayudándoles a escalar una montaña no tan grande y lo mismo en Estados Unidos. En Perú, me encantaría llevar a un grupo de jóvenes a nuestra cordillera ya que yo no he trepado ninguna de las montañas en los Andes. Soy como la hija pródiga que se ha tenido que ir al exterior. Quiero explorar mi propio país.

    Luego de que las chicas van a las montañas, ¿ves cambios en ellas?

    Sí y es increíble. Son completamente distintas, como mariposas que están volando. Lo que me he dado cuenta es que todos tenemos ese fuego interno, ese coraje, esa fortaleza. Lo que hacen los traumas es ponernos una especie de nube negra y a mí lo que la naturaleza me ha dado es disipar todo. 

    ¿Le dedicas este logro a alguien?

    Yo llegué la cima para sanarme a mí misma. Y a su vez, les dedico este triunfo a las chicas, a las mujeres que han tenido un pasado de violencia sexual. Quiero decirles que no es tu culpa, ellas no se merecían. Son circunstancias que están fuera de su control. Esa vergüenza que se les ha presentado no tiene por qué estar ahí. Lo podemos sobrepasar.