La ley de la vida dice que ningún padre debería enterrar a su hijo, sin embargo, esta madre se encuentra sumida en un profundo dolor porque, de manera sorpresiva, fue ella quien tuvo que despedir a su único hijo.
Christian Wacner Vila Rivera, un joven ingeniero zootecnista, falleció en circunstancias que aún no se aclaran, dos meses después de cumplir veintinueve años.
Su cuerpo fue hallado el último domingo en la poza del recinto de caimanes del Parque de las Leyendas en San Miguel.
Horas antes de su deceso, Christian ingresó como habitualmente lo hacía a su centro de labores, donde se desempeñaba como cuidador de especies exóticas.
Según las cámaras de seguridad, Christian llegó minutos antes de las siete de la mañana con su bolsa de desayuno en mano y se dirigió a su zona de trabajo.
Aproximadamente a las nueve de la mañana, una visitante alertó al personal del parque sobre un cuerpo flotando en la poza de caimanes.
Cuando el personal llegó al lugar, Christian ya no respondía a los signos vitales. El parte policial indicó que una persona del público dio aviso del hallazgo del cuerpo, sin embargo, no se otorga la identidad de este visitante.
Esta situación ha despertado la suspicacia de la familia, que acusa al parque de negligencia y encubrimiento. El motivo de la muerte se determinó como asfixia por sumersión.
Días después del fallecimiento de Christian, se halló una carta donde relataba haber recibido amenazas por parte de compañeras de trabajo.
La familia sostiene que su muerte no fue un accidente, sino un asesinato. El Parque de las Leyendas ha asegurado su colaboración con todas las investigaciones, mientras la fiscalía continúa con las diligencias para determinar las verdaderas causas de la muerte.
Finalmente, la familia de Christian asegura que continuará luchando por exigir justicia para su hijo.
