Hoy se cumplen 50 años de la tragedia del Estadio Nacional: aquí la crónica de los hechos
Se trata de la peor tragedia registrada en la historia del fútbol y ocurrió en Lima.
Era el 24 de mayo de 1964 cuando Perú intentaba lograr la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio en un reñido encuentro con Argentina en el Estadio Nacional. Alrededor de 320 personas perdieron la vida ese día en una tragedia que pudo evitarse.
Ambos equipos estaban empatados y casi 50 mil personas vibraban de emoción a estadio lleno cuando el seleccionado peruano Kilo Lobatón pateó el balón y golpeó a un rival que intentó bloquear el ataque en una jugada que terminó en gol.
La multitud enloqueció cuando el árbitro uruguayo, Ángel Eduardo Pazos, anuló el tanto al considerar que hubo falta. La indignación se encarnó en dos hinchas que invadieron el campo para reclamar al réferi. El primero fue reducido con facilidad pero el segundo, Edilberto Cuenca, fue golpeado brutalmente por los efectivos que soltaron a sus canes.
En un ataque de ira colectiva ante la represión policial, los aficionados intentaron invadir la cancha por lo que la Policía hizo uso de bombas lacrimógenas que se dispararon a las tribunas, provocando el caos, pánico y desesperación entre los asistentes que se dirigieron a las puertas. Lamentablemente, estas estaban cerradas.
Según los registros, la mayoría de víctimas murió por asfixia entre el tumulto de gente que intentaba desesperadamente salir. Asimismo, los que pudieron escapar ilesos, realizaron desmanes en los alrededores del coloso culpando a la Policía.
Según testimonios, también hubo muertos por herida de bala cuyos restos fueron desaparecidos en una fosa del Callao, sin embargo esta información nunca pudo ser corroborada.
Responsables
Jorge Azambuja, el comandante que dio la orden para el uso de bombas lacrimógenas fue el único sentenciado. Él recibió una pena de 30 meses de prisión. El juez a cargo del caso, también fue sindicado como responsable pues entregó su informa 6 meses tarde y sin realizar la autopsia a todas las víctimas.
Por su lado, el entonces ministro del Interior Juan Languasco, quien también fue acusado por el juez Benjamín Castañeda de haber sido el arquitecto de la tragedia, tampoco enfrentó cargos en su contra.
Cabe indicar que nunca se colocó una placa conmemorativa en el coloso.