Francisco: "No podemos naturalizar la violencia, sosteniendo una cultura machista"

El papa Francisco en su encuentro con la población de Puerto Maldonado en el Instituto Jorge Basadre, dirigió un mensaje a los diversos visitantes que llegaron hacia estas tierras. Precisó que el departamento de Madre de Dios, no es una tierra huérfana, sino que tiene madre. 

"Esta región está llamada con ese bellísimo nombre: Madre de Dios", precisó el sumo pontífice en esta segunda actividad oficial en Puerto Maldonado.

"Esta no es una tierra huérfana, es la tierra de la Madre. Y, si hay madre, hay hijos, hay familia, hay comunidad", añadió Francisco.

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De igual forma, el papa resaltó el encuentro con una abuela de 97 años en su trayecto del coliseo regional de Madre de Dios al Instituto Jorge Basadre.

"¿La descartamos a la abuela? la abuela es la sabiduría de un pueblo", dijo un Francisco muy emocionado.

Francisco volvió a tocar el tema de la trata de personas, pero enfocándolo como el maltrato que le da a la mujer, en una cultura machista, la misma que descartó y llamó a no verla con naturalidad.

"Duele constatar que esta tierra bajo el amparo de la Madre de Dios, tantas mujeres son desvaloradas, menospreciadas y expuestas a un sin fin de violencias", dijo.

"No podemos naturalizar la violencia, tomarlo como algo natural. No se naturaliza la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades. No nos es lícito hermanos mirar hacia otro lado y dejar que tantas mujeres, especialmente adolescentes sean pisoteadas en su dignidad", refirió el santo padre.

"Nos hemos acostumbrado a utilizar el término trata de personas, pero deberíamos hablar de esclavitud"

Finalmente, el sucesor de Pedro precisó en su segundo discurso que la corrupción viene por el dinero, al que catalogó como falso dios y termina dañando a la sociedad y a los hombres, debido a su ambición por cada vez tener más y más. 

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"Varias personas han emigrado hacia la Amazonía buscando techo, tierra y trabajo. Vinieron buscando un futuro mejor para sí mismas y para sus familias. Abandonaron sus vidas humildes, pobres pero dignas", sostuvo.

"Muchas de ellas, por la promesa de que determinados trabajos pondrían fin a situaciones precarias, se basaron en el brillo prometedor de la extracción del oro. Pero el oro se puede convertir en un falso Dios que exige sacrificios humanos", culminó.