El drama de los vecinos de Retamal para que Sedapal les instale redes de agua y desagüe

Lima es un desierto peculiar: nada desierto, para empezar, pues sólo en esta extensa quebrada conocida como Retamal, y ubicada en el distrito de Pachacamac, viven más de 70 mil personas.

Llegar hasta este enclave – asentado entre los distritos de Villa María del Triunfo, Cieneguilla y La Molina – es posible mediante distintas rutas, pero ninguna es sencilla bajo el sol del verano.

Tender redes de agua y desagüe en este terreno suena complicado, pero en 2019 – tras de casi una década de insistencia de los vecinos – Sedapal dio luz verde al proyecto. Sin embargo, todo avanza a cuentagotas.

Sin el expediente técnico es imposible que Retamal tenga agua y desagüe. El documento – que le costará a Sedapal seis millones de soles – tuvo que estar listo en 2020, pero la pandemia y la incorporación de nuevos elementos en el proyecto hicieron que, a la fecha, no esté culminado.

Entre tanto, el agua llega a Retamal únicamente vía camiones cisterna. Debido a la emergencia del coronavirus el suministro es gratuito, pero no siempre suficiente, pues cada sector tiene un solo día a la semana para abastecerse.

Mercedes vive en Retamal desde que la pandemia la obligó a utilizar el terreno para aislarse de la infección. Lleva tres años reconociendo en carne propia la inmensa falta de agua que padece Lima. Eliminar los desechos es un serio problema en Retamal. A falta de desagüe, las casas aquí solo tienen silos.

Los silos son focos infecciosos y la existencia de tantos vuelve pantanoso el terreno. Hace solo dos semanas, un camión cisterna se hundió sobre uno de estos pozos sépticos.

Personas jóvenes y fuertes pueden trabajar día y noche para cavar estos agujeros, pero a gente como Jacinta este trabajo se le hace imposible.

Esta mujer de 67 años huyó de Ayacucho por la violencia terrorista y vino a este páramo yermo donde, junto con su esposo, levantaron una choza.

Los vecinos ayudan a Jacinta a refaccionar su casa mientras ella y su hija viven alojadas en un lote contiguo. El agua pasa a dividirse entre más personas.

Sin agua todo es difícil. Las madres de familia de una de las pocas ollas comunes que funcionan todavía en Retamal lo saben mejor que nadie.

Este desesperado pedido de ayuda no tuvo eco en las autoridades de Pachacamac. Los vecinos de esta asociación tuvieron que comprar agua de dudosa procedencia.

Las necesidades y el retraso en la elaboración del expediente técnico para su proyecto de agua y desagüe hicieron que los vecinos de Retamal alcen su voz de protesta frente al ministerio de Vivienda.

Según los dirigentes de las distintas asociaciones que conforman Retamal, no solo hay retrasos en el proyecto, sino que Sedapal ha prometido fechas de culminación del expediente que no se cumplieron.

Esta acta de mayo del año pasado y que cuenta con las firmas del entonces gerente de Sedapal y del entonces viceministro de Construcción y Saneamiento, dice que el expediente técnico iba a estar listo en diciembre pasado. Según el presidente del directorio de Sedapal - quien asumió el cargo a fines de enero - solo hay un avance del 75 por ciento.

Para la culminación oportuna del expediente no solo hubo retrasos por la pandemia, sino que se incluyó un estudio adicional que incluyera una fuente alternativa de agua. ¿De qué serviría, si no, que tiendan tuberías en Retamal si no fluyera agua por ellas?

La administración actual de Sedapal y el consorcio a cargo de expediente técnico acordaron, de no haber más sorpresas, que este año sí o sí esté listo el documento.

Contra el proyecto de Retamal no solo conspira el expediente técnico. Falta definir de dónde saldrá el dinero para ejecutar la obra, pero, sobre todo, pequeño detalle, de dónde vendrá el agua.

El proyecto Ramal Sur, que llevaría agua desde Huachipa a Pachacamac, es todavía un sueño lejano y la fuente de agua alternativa que llegará desde La Molina no dotará de agua a todas las 24 horas del día.

Así que, mientras nada cambie, todo seguirá igual aquí, en Retamal. El germen perfecto para que los males crezcan y den frutos, incluso en un árido desierto como este.