Caso Repsol: secuelas del derrame
De Ventanilla a Huaral la contaminación ocurrida en las instalaciones de Repsol persiste, así como la indignación de la gente.
A 50 días de ocurrido el derrame de Repsol, los pescadores de Aucallama aguardan por justicia. Vigilan a diario los trabajos de descontaminación en su área de pesca, pero no están conformes.
Ellos aseguran que los trabajadores contratados por Repsol están echando la arena contaminada al Mar. Nosotros pudimos registrar esta escena que lo confirma. Apenas los pescadores nos alertaron, la máquina se inhibió de seguir arrojando arena a las aguas.
Rápidamente los pescadores acuden a encarar a los operadores de la maquinaria.
La máquina retrocede, pero ellos buscan a un responsable.
Los operarios se van del área de trabajo y el presidente de la asociación de pescadores reclama fiscalización.
La respuesta de Repsol ante estos hechos fue la siguiente:
José Reyes, gerente de seguridad y calidad del medioambiente de La Pampilla: "La técnica de recolocación de sedimentos lo que busca es evitar un retiro indiscriminado de arena que generaría un mayor daño a la playa. (Yo: Pero el petróleo está regresando al mar). La técnica una vez aplicada genera una aceleración en la descomposición del hidrocarburo adheridos a la arena".
Si bien el representante de DICAPI reconoció que se autorizó el método de limpieza que alarmó a los pescadores, señala también que recomendó el uso de telas absorbentes llamadas pompones para recoger cualquier residuo de hidrocarburos.
Contralmirante Alberto Avilés Puertas, jefe del distrito de Capitanía 2: "Están vertiendo la arena sobre las rompientes como la técnica dispone. Lo que no puedo apreciar ahí es si los pompones están. No puedo asegurar que no estén, pero no los aprecio en el video que nos ha pasado".
Nosotros revisamos los videos de ese día, y no distinguimos el uso de barreras, ni los llamados pompones, ni siquiera los cabos que los sujeten a la orilla. OEFA, el ente fiscalizador, nos informó que está investigando este hecho.
En el área siguen apareciendo aves muertas. Los moluscos de la arena también aparecen sin vida y hasta los cangrejos parecen adormecidos.
Así, con el sabor amargo de la contaminación, viven los pescadores de este distrito litoral. Vigilando que los trabajos de limpieza no sean solo cosméticos y viviendo de una olla común donde apenas hay arroz para todos. Desde que la mancha de petróleo inundó las playas de Pasamayo y Chacra y Mar, se quedaron sin su principal medio de vida.
Ellos dicen que la limpieza que se viene realizando deja mucho que desear. Y para probarlo nos condujeron hasta un sector del serpentín de Pasamayo, la playa Candela, pues aseguran que esas zonas poco concurridas no han sido limpiadas. Bajaron hasta la playa misma al fondo del abismo y esto nos mostraron.
Esto no hace más que aumentar la indignación de estos hombres que hasta antes de la catástrofe solían pescar grandes peces, lenguados, corvinas, una manera de ganarse la vida milenaria que hoy ha cesado de golpe.
No solo la pesca sufre en Chacra y Mar.
Esta mujer y los pescadores ahora cuidan que nadie rompa la prohibición de veranear en zona contaminada
Los veraneantes se retiran quizá pensando en qué maldito momento llegó el petróleo para malograr una de las pocas diversiones de la familia.
A pocos kilómetros, en Ancón, las playas siguen cerradas al turismo.
José Fernández, presidente de la Asociación de restaurantes Bahía de Ancón: "Somos 25 locales, hemos perdido 60 000 soles diarios. Hasta cuando vamos a estar esperando. El público ha bajado 90 por ciento, ahora todo vacío".
Los pescadores deben salir a aguas más profundas en busca de pesca limpia. Pero regresan con las redes rotas.
En Playa Blanca, una urbanización en desarrollo con una de las mejores vistas de Ventanilla, Luis, el joven de nacionalidad costarricense que se impuso la tarea de lavar aves contaminadas, asegura que parte del petróleo ha ido al fondo del mar. Y esta es la prueba. Mariscos embarrados en crudo, una sustancia oscura y pestilente que no se había visto antes.
Estamos en plena zona de refugio de las nutrias marinas. Los escasos animales en peligro de extinción que quedan deben nadar en una zona aun contaminada. Esta vez vimos a un par de ellas. En los días posteriores al derrame, Luis intentó rescatar a un par de estas criaturas, pero murieron intoxicadas por petróleo.
Finalmente, siguiendo la ruta contraria al origen de la contaminación, llegamos el domingo a Costa Azul, Ventanilla, y lo que vimos fue, hasta hace poco, la playa más concurrida del distrito chalaco convertida en un desierto. Con apenas unos pocos veraneantes que trataban de colarse hacia el mar.
Toda la playa seguirá cerrada hasta que las autoridades levanten las restricciones.
Hay solo un restaurante abierto esperando clientes que no llegan.
Si bien ya se habla de una compensación de hasta tres mil soles por cada persona que vio paralizada su actividad económica, sanar las heridas de tamaño desastre no será fácil. De Ventanilla a Huaral la contaminación ocurrida en las instalaciones de Repsol persiste, así como la indignación de la gente.