Hoy:

    La casa en Breña que intenta apoderarse Grika Ayasaga, mano derecha de Dina Boluarte

    La principal asesora de la presidenta Boluarte se declaró poseedora de una vivienda que arrendaba en Breña a pesar de que fue demandada por no pagar el alquiler

    Video: Cuarto Poder

    Por este pasaje la presidenta Dina Boluarte dio sus primeros pasos camino al Congreso para jurar como presidenta. Ese 7 de diciembre del año pasado estaba rodeada de su círculo más íntimo y de mayor confianza. La única mujer de ese grupo se llama Grika Asayag. Subieron juntas en el carro asignado a la nueva mandataria.

    En el camino, cuando iban por la vía expresa, Grika le pidió hacerse una foto para el recuerdo. Ahí estaban, inmortalizando su llegada al poder, las dos amigas que se volvieron inseparables desde que se conocieron en la campaña electoral del 2021.  

    ¿Pero quién es esta mujer que estuvo junto a Dina Boluarte en uno de los días más importantes de su vida? Grika Martha Asayag Obesso nunca había trabajado en el Estado, pero a sus 45 años, llegó a lo más alto del poder detrás de Boluarte. No registra ninguna profesión concluida. Según su ficha Reniec tiene secundaria completa y vive en Breña: Av. Bolivia 724. Una casa, valorizada en por lo menos medio millón de dólares, donde en realidad no vive y que no le pertenece. Pero que la íntima amiga de la presidenta se quiere apropiar. Una vivienda, dicho sea de paso, que Dina Boluarte conoce muy bien.

    En julio del 2016 Grika Asayag presentó al Poder Judicial una demanda. Pedía ser dueña de esta casa de Breña de 342 m2, a través de una figura legal llamada prescripción adquisitiva. Una fórmula que permite a una persona apoderarse de una vivienda que haya ocupado durante 10 años y que en ese lapso no haya sido reclamada por alguna otra persona. El detalle está en que Grika Asayag no cumple con ninguno de los requisitos que pide la ley.

    Pero para entender esta historia hay que conocer la casa. Está ubicada en una zona comercial de Breña a dos cuadras de la avenida Alfonso Ugarte, una avenida donde hay muchos institutos y colegios. Esta casa tuvo como primeros propietarios a la familia Ortiz. Luego pasó a posesión de la señora Esther Carrillo quien en 1979 firmó esta minuta con la familia Ortiz. Pagó parte del monto acordado, según sus nietos, que no quisieron dar una entrevista presencial por temor a represalias de la mejor amiga de la mujer más poderosa del país.

    Quien habla es Anthony Castañeda, nieto de la señora Esther Carrillo. Asegura que en 1995 su abuela dejó la casa de Breña y se fue a vivir a San Miguel con su única hija y sus nietos. Desde ese año alquiló la vivienda. Hasta que en el 2006, una simpática joven tocó a su puerta. 

    En el 2006, Esther Carrillo tenía 78 años. Confió en Grika Asayag y firmó, en este centro de conciliación, este contrato de alquiler por un año. La joven inquilina y la anciana se llevaban muy bien, pero eso cambió muy rápido luego de estampar las firmas por el alquiler.

    Grika Asayag alquiló la casa para instalar un instituto de educación superior. Echó a andar su emprendimiento mientras era una inquilina morosa que nunca daba la cara.

    Esa misma escena se repitió muchas veces durante tres años. Fueron interminables para Esther Carrillo, hasta que en el 2009, con 81 años, interpuso una demanda para desalojar de la casa de Breña a quien creía su amiga, Grika Asayag. 

    Pero Grika Asayag respondió. Fue a la Municipalidad de Breña, se declaró poseedora de la casa y consiguió que le dieran un código de contribuyente. Es decir, un número con el que podía pagar los impuestos de la vivienda.

    En la Municipalidad de Breña tampoco tienen idea de cómo logró sacar un código de contribuyente. Sobre todo, cuando ellos reconocen, hasta ahora, a la familia de Esther Carrillo como responsables de los impuestos. 

    Mery Ann Vela, es la Gerente de Rentas de Breña. Le preguntamos si Grika Asayag aparece en algún trámite relacionado a la casa y se topó con una sorpresa. Es decir la casa de Breña tuvo dos contribuyentes por un tiempo. La municipalidad explica que eso es producto de un acto irregular de parte de Grika Asayag y del funcionario que, en esa época, admitió el pedido.

    Grika Asayag sorprendió a la autoridad, lo hacía mientras en la casa de Breña ya funcionaba su próspero Instituto de educación técnica, Virginia Henderson. Esta es una foto del 2015, el mismo año en el que la señora Esther Carrillo falleció. Lo hizo cansada de ir a cada rato a la Av. Bolivia para cobrar su dinero y dando pelea legal para recuperar su casa. Tenía 87 años.    

    A los dos meses de la muerte de Esther Carrillo, su única heredera, la señora Silvia, también muere. Es en ese momento que Grika Asayag ve una oportunidad. En Abril del 2016, presentó ante el Poder Judicial una prescripción adquisitiva para quedarse con la casa. Pero demanda a la familia Ortiz, la misma familia que le vendió la casa a Esther Carrillo en el año 1979.

    Uno de los argumentos que Grika Asayag presenta a la justicia es que vive en la casa de Breña desde 1999. Un hecho que es desmentido por los nietos de la Esther Carrillo y por sus propios vecinos que recuerdan a la antigua propietaria. 

    Otro argumento que presenta la amiga de la presidenta es que un miembro de la familia Ortiz le entrega una sesión de posesión, pero ese documento nunca aparece en su pedido. También asegura que solo ella se encargó de pagar los impuestos desde que vive ahí, sin embargo, la Municipalidad demostró que no fue así. Otro requisito que pide la justicia para entregar un predio por prescripción adquisitiva es el testimonio de personas que viven en el perímetro de la casa y que afirmen que el solicitante vive ahí por lo menos 10 años. Grika Asayag no presentó testimonios. Presentó cinco declaraciones juradas simples de personas que nadie conoce en el barrio.

    Esas personas que Grika Asayag presentó como testigos viven en otros distritos y, peor aún, en direcciones donde nadie los conoce. Pero de los cinco supuestos testigos hay uno, Víctor Tenorio Mendoza, que sí conoce muy bien a Grika Asayag. 

    Esta señora sí conoce a Grika Asayag porque su esposo, Víctor Tenorio Mendoza, es socio de la amiga de la presidenta. Ellos dos fundaron junto con la hija de Grika Asayag, a quien vemos saliendo de la casa de Breña, la empresa de seguridad Total Force. Que ganó una licitación con el Estado por 27 mil 500 soles en noviembre del 2021. Cuando Dina Boluarte era vicepresidenta y cuando ya había entablado una estrecha amistad con Grika Asayag.

    Casualidades de la vida, la casa de Breña está resguardada por el personal de Total Force.  Es una casa, como dijimos, que la presidenta conoce muy bien. Aquí hubo diferentes reuniones partidarias de Perú Libre. Ahí se ve a la actual mandataria posando junto a Henry Shimabukuro, ex asesor de Inteligencia de Pedro Castillo. O a la misma Grika Asayag junto a la ex premier castillista Betssy Chávez. 

    Dina Boluarte conoce tan bien la casa y tiene tanta confianza con Grika Asayag que durante la campaña del 2021 grabaron en esta vivienda uno de sus vídeos publicitarios. Lo hacía a punta de música apurimeña y siempre con el asesoramiento de su íntima amiga que vigilaba cómoda los detalles de la grabación. Al fin y al cabo, se sentía como en casa a pesar de no pertenecerle. 

    A la fecha existen dos pedidos de desalojo contra Grika Asayag. Una es el pedido de los nietos de Esther Carrillo y la otra es una demanda que la familia Ortiz ha iniciado en el 2018. Ellos aseguran que la casa les pertenece, porque la señora Esther nunca hizo el pago completo y no inscribió la vivienda en registros públicos. Es una pelea de dos familias donde Grika Asayag no tiene nada que ver, sin embargo, su familia y su empresa sigue usando la casa de Breña desde hace 17 años.

    Buscamos a Grika Asayag y la encontramos en esta casa de Pueblo Libre. Ahí la vemos saliendo muy temprano trasladando a un menor. Manejaba este bonito auto rojo que está a nombre de su empresa Total Force. 

    Ese mismo día que la grabamos saliendo de esa casa de Pueblo Libre, pocas horas más tarde, vimos el mismo auto rojo estacionado afuera de la casa de Breña. Nos acercamos para conversar con ella. 

    Esperamos durante horas y Grika Asayag nunca salió a responder nuestras respuestas. Prefirió el techo y la seguridad de una casa que pretende usurpar.