Abimael Guzmán: se cumplen 25 años de su captura

¿Sabía usted que 63 miembros del GEIN que cobraron la recompensa por capturar a Abimael Guzmán invirtieron su plata en el recordado CLAE de Manrique y lo perdieron todo? ¿O que fue la primera mujer de Abimael Guzmán, Augusta La Torre, la que propagó en las sanguinarias huestes senderistas la enseñanza de que cualquier cosa puede convertirse en un explosivo letal?

Interesantes datos como estos son solo algunos puntos de partida para la necesaria reflexión que propone la prolífica bibliografía que ha suscitado el aniversario número 25 de la captura del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán Reynoso, aquel 12 de setiembre de 1992 en una casa de la calle Los sauces en Surquillo.

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Empecemos por el libro ‘La Hora Final’ del periodista Carlos Paredes. Cuatro años de investigación sobre el mítico Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) creado el 30 de marzo de 1990, entrevistando, recopilando e interpretando datos para lograr una crónica novedosa y didáctica de una historia épica de 89 policías.

Su análisis sobre la epopeya del GEIN trabajando casi sin apoyo del Estado, tiene muchas aristas, pero aporta, sobre todo, muchas anécdotas nunca antes reveladas como, por ejemplo, el hecho de que el salsero Antonio Cartagena formó parte del GEIN. Otro dato dramático: tres desafortunados miembros del GEIN invirtieron lo ganado en la recompensa por la captura de Abimael en el CLAE, del estafador Carlos Manrique.

El experimentado periodista Umberto Jara es quien coloca en el mercado de libros otra obra denominada ‘Abimael, el Sendero del Terror’, que es como una precuela que nos ayudará a entender el sanguinario monstruo que creó.

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La fuente más importante que Jara encontró luego de cuatro años de esfuerzos fue un manuscrito de puño y letra de Abimael Guzmán: 420 páginas escritas en los años setenta en las que revela no solo como formó Sendero Luminoso, sino también como aprendió de la China de Mao las recetas del terror. Una joya perturbadora.

Gracias al Manuscrito y la rigurosa investigación de Jara, el lector conocerá el violento rol que tuvo la primera mujer de Abimael, la profesora ayacuchana Augusta La Torre, la camarada Norah quien con solo 17 años se unió al Partido Comunista del Perú y que también viajó a China. Las causas de la muerte de esta mujer, en 1988, aún son un misterio y muchos se la atribuyen al propio Guzmán, a pesar.

Luego de Augusta La Torre, su rol de esposa de Guzmán y estratega de militar de Sendero Luminoso fue asumido por Elena Iparraguirre y es de ella, precisamente, gran parte del contenido de este otro libro llamado ‘La guerra Senderista’. Hablan los enemigos del historiador Antonio Zapata, quien conoció y entrevistó 21 veces a Iparraguirre impartiendo de clases de historia en las prisiones peruanas.

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Una importante conclusión del libro de Zapata es, por ejemplo, que los altos mandos tanto de las Fuerzas Armadas como de Sendero Luminoso se lavan las manos respecto de su letalidad.

Tres entregas bibliográficas de lectura obligatoria para los jóvenes que quieran conocer ese capítulo de década y media de violencia, de terror, que vivió nuestro país, y para los no tan jóvenes que quieran terminar de procesar esta espeluznante parte de nuestra historia que no queremos repetir.