La Fórmula 1 se estrenará en Arabia Saudita en 2021
La noticia generó polémica. Arabia Saudita es criticada por sus violaciones de los derechos humanos
La Fórmula 1 presentó este jueves un nuevo escenario que traerá probables polémicas, añadiendo al programa de la temporada de 2021 el primer Gran Premio de Arabia Saudita de la historia, en un reino ultraconservador, criticado por sus violaciones de los derechos humanos.
Tras algunos partidos prestigiosos de fútbol, como las Supercopas de España e Italia, el mediático combate de boxeo entre Anthony Joshua y Andy Ruiz Jr, y sobre todo el Rally Dakar a principios de año, la F1 desembarca en la monarquía petrolífera.
Arabia Saudita se convertirá de esta forma en el 33º país de la historia en albergar una carrera de F1. La prueba tendrá lugar de noche, en las calles de la ciudad costera de Yedá, al oeste del país, a orillas del Mar Rojo.
"Esta carrera forma parte del proyecto 'Visión 2030' y tiene el apoyo de nuestros líderes y más especialmente del príncipe heredero", Mohammed Bin Salmán, artífice de este plan de modernización y diversificación de la economía saudí, declaró este jueves el príncipe Abdel Aziz, ministro de Deportes.
La carrera se añadirá al previsible cargado calendario para la próxima temporada: un total de 22 carreras estaban en el programa en 2020, antes de que la pandemia del coronavirus lo redujera a 17 citas. El calendario de 2021 completo será anunciado posteriormente, hizo saber Formula One, la sociedad que organiza el Mundial.
Arabia y el automovilismo
Arabia Saudita y el deporte del automóvil es una historia reciente cuyo hilo se teje de forma continuada desde hace algunos meses.
En enero de 2020, el reino ya albergó por primera vez el Dakar, provocando el enfado de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. Una nueva edición está prevista a partir del 3 de enero de 2021.
La Fórmula E organiza también desde finales de 2018 una de las mangas del Mundial en Arabia Saudita, el E-Prix de Diriyah.
La F1 había anunciado por otra parte a principios de 2020 la puesta en marcha de un patrocinio de larga duración con Saudi Aramco, gigante del petróleo del país.
Y las autoridades saudíes lanzaron en enero la construcción de un circuito de carreras automovilísticas en Qiddiya.
Para el país, el objetivo es claro: Arabia Saudita ha multiplicado los grandes eventos deportivos estos últimos años, con la voluntad de desarrollar el sector de diversiones y de mejorar su imagen.
Desde la llegada al poder del príncipe heredero Mohammed Bin Salmán, la represión de las voces disidentes ha crecido en el país, donde varios militantes han sido detenidos, entre ellos célebres figuras feministas, como Loujain Al-Hathloul.
El país cayó en una de las peores crisis diplomáticas de su historia tras el asesinato en 2018 del periodista saudí Jamal Khashoggi, donde la implicación del príncipe Mohammed fue señalada por organizaciones internacionales, algo que desmintió el reino.
Reacciones
Por el momento, las reacciones a esta llegada de la F1 a Arabia Saudita son limitadas. Muchos pilotos y patrones de escuderías no quisieron hacer comentarios, escudándose en un desconocimiento del caso.
El británico Lewis Hamilton (Mercedes) habló simplemente de manera general del deporte en el país como "una plataforma potente para iniciar el cambio".
Esta posición es compartida por su patrón austríaco Toto Wolff y el homólogo de este último en Ferrari, Mattia Binotto, que hablaron del "poder de unidad" y de "cambio" que puede tener el deporte.
Christian Horner, director del equipo Red Bull, dice tener "confianza en los órganos dirigentes de la F1 (su promotor Liberty Media, y la Federación Internacional del Automóvil) para tomar las buenas decisiones. Sea cual sea su decisión, estaremos presentes".
Las organizaciones de defensa de los derechos humanos critican regularmente la disputa de estos eventos deportivos internacionales en Arabia Saudita, destinados a "blanquear" al país en sus graves violaciones en ese campo.
El deporte se ha convertido también en un terreno de competencia entre los países rivales del Golfo, donde Catar debe albergar en 2022 el primer Mundial de fútbol organizado en Medio Oriente. Riad y Doha están en competición por la organización de los Juegos Asiáticos de 2030.