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La candidatura de Santos arrasó principalmente en la zona que fue el epicentro de las protestas contra el proyecto minero Conga.
Gregorio Santos, hoy preso por presuntos hechos de corrupción, arrasó con los votos el pasado domingo y fue reelecto presidente regional de Cajamarca con más del 44 por ciento de preferencia.
Viajamos a Cajamarca para ver, escuchar e intentar entender este fenomeno electoral que emociona a casi toda una región pero que preocupa a muchos otros sobre todo en Lima.
"¿A él se le acusa de haber recibido sobornos de empresarios que ganaron licitaciones? Eso dicen pues, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. ¿Y entonces por qué está preso? Porque las empresas mineras tienen el poder. Él es un perseguido político", asegura una pobladora de la zona.
Gregorio Santos ya ocupaba una celda en Piedras Gordas para en el tramo final de la campaña. Sus correligionarios del Movimiento de Afirmación Social, MAS, al parecer diseñaron una estrategia que consistió en convertir ante los ojos del electorado cada voto en una promesa de libertad para el popular Goyo. Les dio resultado.
Fue así que el 5 de octubre, la candidatura de Santos arrasó principalmente en la zona que fue el epicentro de las protestas contra el proyecto minero Conga.
Santos ganó en doce de las trece provincias que conforman la región Cajamarca.
Sólo perdió en la capital por escasos 829 votos de diferencia. Esto quiere decir que su bolsón electoral se incrementó también en las zonas urbanas en comparación con la elección pasada.
El futuro de Cajamarca se debate entre el triunfo político de Gregorio Santos y su proceso judicial que podría terminar en una sentencia condenatoria. Días de incertidumbre se avecinan para la convulsionada Cajamarca, si el gobierno, autoridades regionales electas y empresarios no deponen sus intereses particulares y se sientan, de una vez por todas, a dialogar para lograr el ansiado crecimiento económico respetando el medio ambiente.