Helicobacter pylori: ¿cómo se transmite y cuáles son los síntomas?

El Helicobacter pylori es una bacteria que puedes tenerla sin saberlo y es la causante de tus peores malestares estomacales.  Además, puede ocasionar desde dolorosas gastritis, úlceras o, si no es tratada a tiempo, el mortal cáncer de estómago.

Cifras que preocupan
Cabe indicar que, el cáncer de estómago es la segunda neoplasia más frecuente entre hombres y mujeres peruanos, y no es casualidad que este tipo de cáncer haya sido uno de los de mayor incidencia durante el 2018: 5,731 nuevos casos y 4,606 muertes, según datos de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), Globocan 2018.

Síntomas de Helicobacter pylori
Algunas personas manifiestan los siguientes signos y síntomas:

• Dolor o ardor en el abdomen.
• Dolor abdominal más agudo con el estómago vacío.
• Náuseas.
• Pérdida de apetito.
• Eructos frecuentes.
• Hinchazón.
• Adelgazamiento involuntario.

El Dr. Jorge Fernández Luque, del Centro Médico Lima del Mar, refiere que la gran mayoría de pacientes trata los síntomas, pero no va a la raíz del problema. “Hay que asegurarnos de eliminar la bacteria y luego mantener buenos hábitos de higiene para que esta no vuelva a introducirse en nuestro organismo”, señala.

Un dato importante, es que la bacteria se encuentra en las heces y en la saliva de las personas, por lo que se recomienda mantener hábitos de higiene que eviten su contagio.

¿Cómo ingresa esta bacteria a tu cuerpo?

• Se contagia a través de frutas y verduras que no están bien lavadas.
• A través del agua o jugos.
• La bacteria está en la saliva y por lo tanto, se puede contagiar a través de los besos o incluso tomar del mismo vaso de alguien que tiene esta infección.

¿Cómo diagnosticar el Helicobacter pylori?
A través de una endoscopía, en la que, además, se toma una biopsia que da el diagnóstico si tienes o no esta bacteria.

¿Cómo prevenir el contagio del Helicobacter pylori?

• Lávate las manos antes de manipular alimentos para comercialización o consumo.
• Consume alimentos que hayan sido conservados en buenas condiciones de salubridad.
• Hierve bien el agua.
• Lava adecuadamente las frutas y verduras.
• Realízate un chequeo preventivo, mínimo, una vez al año.