Burkina Faso: presidente se declaró en emergencia y disolvió su gobierno
Blaise Compaoré señaló que está dispuesto a negociar con la oposición y dejó a cargo al poder militar.
El presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, decretó hoy el estado de sitio en el país y disolvió el Gobierno, tras una violenta y masiva protesta ciudadana contra la reforma constitucional que había impulsado para prolongar su mandato.
Un poco de geografía.
Compaoré, que tomó esta decisión tras reunirse con el Consejo de Ministros, señaló que está dispuesto a negociar con la oposición y que el general Gilbert Diendere será ahora el encargado de restablecer el orden en el país, según un comunicado gubernamental, citado por los medios locales, informó Efe.
Tras el anuncio, Diendere informó de que la Asamblea Nacional queda disuelta e informó de la creación de un "órgano de transición" para garantizar un retorno a la normalidad en un plazo de 12 meses.
Además, decretó el toque de queda en todo el país desde las 19.00 hasta las 06.00, hora local y GMT.
Por su parte el líder de la oposición, Zéphirin Diabré, criticó la medida tomada por el presidente burkinés y pidió a los ciudadanos que se abstengan de atacar a personas y a la propiedad.
"Patria o muerte, venceremos", afirmó Diabré al proclamar el viejo lema revolucionario, que es también el lema nacional burkinés, citado por el periódico "Burkina 24".
Vía: El Tiempo
Miles de manifestantes salen a la calle en Burkina Faso contra el presidente Compaoré http://t.co/Zzser7aiEe pic.twitter.com/NYJjVGh8Ff
— EL PAIS (@el_pais) octubre 30, 2014
Vía: laverdad.es
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Un poco de historia
Las protestas contra el presidente de Burkina Faso, que lleva en el poder desde 1987 tras protagonizar un golpe de Estado en el que murió su antecesor, Thomas Sankara, arrancaron hace dos días, cuando miles de personas se manifestaron en la capital al grito de "Veintisiete años es suficiente", en alusión al tiempo que lleva Compaoré en el poder.
Los manifestantes también asaltaron las sedes de la televisión y de la radio públicas, a las que obligaron a cortar la emisión, numerosas tiendas de la ciudad fueron saqueadas y las viviendas de diferentes ministros incendiadas.
Tras estos incidentes, el gobierno anuló el examen del proyecto de ley para revisar la Constitución y llamó a la población a la "calma y la contención", aunque los manifestantes no abandonaron sus protestas en las calles.