Hoy:

    Las violentas manifestaciones que paralizaron el Centro de Lima y dejaron a policías y civiles heridos

    Con arengas agresivas y ataques a la prensa, los manifestantes del sur llegaron a Lima a exigir la renuncia de Dina Boluarte y el cierre del Congreso

    Video: Cuarto Poder

    Desde temprano se esperaba que las protestas dificultaran la rutina de los trabajadores. Pero el día recién empezaba, la gente salía hacia las avenidas principales sin mayor problema. A la estación Naranjal, del Metropolitano, llegaban las personas que dejaban al norte para ir al Centro de Lima.

    Para nosotros, la primera parada fue la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Un grupo de manifestantes pasaron la noche ahí y desde ese lugar empezarían la marcha, pero aún no había una ruta, ni ánimos de hablar con los periodistas.

    A esa hora no se sabía el número exacto de manifestantes que estaban en la UNI. Solo se veía que recibían donaciones que llegaban a la puerta tres de la universidad. Por la puerta cinco, manifestantes arequipeños recién llegaban a Lima con más provisiones. Pero la UNI no era la única universidad donde la protesta se calentaba.

    No muy lejos de allí, también desde temprano, las diversas delegaciones del interior que pasaron la noche en la Universidad de San Marcos se preparaban para marchar.  Mientras unos doblaban sus frazadas o salían de sus carpas, otros se reunían para  recibir las diversa donaciones que llegaban a la universidad o ultimar detalles de la movilización programada para ese día

    Eran alrededor de 200 personas que lograron detener el tránsito en la Panamericana Norte. Estaban bien organizados, una persona encargada de hacer fotografías y transmitir en vivo para sus comunidades. Hablar con la prensa limeña no era una opción.

    En la Plaza Dos de Mayo se unieron con otros grupos, como los de Puno y Juliaca. Con estas arengas empezaron su recorrido por la Av. Colmena con dirección a la Plaza San Martín. Cuando llegaron, la imagen aérea permitía ver el tamaño de la marcha.  En paralelo, desde la Universidad San Marcos, también las diversas delegaciones del sur del país salían hacia el centro de la ciudad junto a un numeroso grupo de estudiantes. 

    Fernando Salas, ingeniero puneño, viajó junto a toda una delegación de aimaras para participar en la marcha del jueves.

    Algunos comerciantes no estaban de acuerdo con la movilización. En medio del recorrido, desde una minivan enviada por la cantante puneña Yarita Lizeth se repartía agua y galletas a los manifestantes.

    El numeroso grupo cruzó la Plaza Dos de Mayo, y por la avenida Nicolás de Piérola llegaron a la Plaza San Martín. Los periodistas no éramos bienvenidos en la marcha.

    Los policías cercaron la Plaza San Martín y los manifestantes sólo podían estar a los alrededores. En la Av. Abancay, una imagen pocas veces vista, desde el dron se apreciaba cómo la policía cercó una de las vías más transitadas de la ciudad. Cerrando el paso peatonal de las calles transversales y en los extremos como el puente que da acceso al Rímac y el puente peatonal Balta.

    Para los manifestantes, avanzar por el jirón Lampa es clave. Lampa es estratégico para llegar al Congreso de la República, ubicado en la avenida Abancay, y a Palacio de Gobierno, en la Plaza de Armas.

    En este cruce de Lampa, a solo 2 o 3 cuadras de Palacio de Gobierno, la manifestación se ha encontrado con bloque policial. Los manifestantes han decidido pacíficamente voltear hacia la avenida Abancay.

    Al borde de las 4 de la tarde todo parecía desarrollarse bien. La manifestación que intentó llegar a Palacio de Gobierno volteó por esta calle, al frontis de la Cancillería rumbo a Abancay, pero se encontró con un contingente que impidió que ellos continúen

    A unas cuadras de allí, en el cruce de Nicolas de Piérola con la avenida Abancay, la situación no tardó en volverse violenta.

    Aquí vemos tendido en el piso, con los ligamentos de la rodilla rotos producto de un ataque a palos, al alférez PNP Samir Escudero. Tiene 23 años y apenas veintidós días de servicio. Tuvo que ser evacuado debido a la gravedad de sus lesiones.

    Zamir nos recibió en una sala del hospital de Policía a donde han llegado los agentes heridos durante las protestas a nivel nacional, pese a encontrarse en recuperación mantiene en alto la moral que lo motiva a volver lo antes posible junto a sus compañeros.

    Los ingresos al Congreso y a Palacio de Gobierno estaban bloqueados por rejas atornilladas. Los trabajadores de los comercios de la zona abandonaron el centro a pie. Al costado del Parlamento, en la Compañía de Bomberos Roma, había un centro de atención médica para los policías y manifestantes heridos.

    Atrás, Jack, de Pichanaki, atiende a los primeros heridos. Cruzando este cerco, un grupo empieza a armarse a costa de la propiedad pública.

    De pronto, un equipo de América Televisión es agredido por una turba, y pese a los pedidos de respeto golpean al camarógrafo Willy Nieva y jalonean a la reportera Lourdes Paucar.

    La policía avanza y recupera la cuadra 6 de Lampa. Arrincona a los manifestantes en la avenida Cusco. La victoria incluye detenidos. Al otro lado, Jack, de Pichanaki, ya tiene su cruz llena de sangre. El Centro de Lima empezaba a oscurecer y el viento traía los gases del enfrentamiento.

    Mientras más heridos llegaban a la compañía de bomberos, un grupo pequeño de manifestantes llegó a una cuadra del improvisado centro médico, pero fueron dispersados fácilmente por la policía.

    Pero el buen animó acabó rápido. Una noticia llegó, un incendio en el Jr. Carabaya a media cuadra de la Plaza San Martin. Levantamos el dron y la imagen hacía pensar que la noche podría traer una desgracia.

    A la zona de rescate llegaban menos heridos, un signo que el enfrentamiento había parado. A las 9 de la noche, la presidenta Dina Boluarte y sus ministros daban una conferencia de prensa.

    La jornada estaba acabando. Dejamos el centro de Lima entre las luces de los patrulleros.

    El caos y la violencia nocturna quedaron atrás. El viernes, la luz parecía traer una engañosa esperanza de tranquilidad. En la Plaza también había dirigentes de Huancavelica que estuvieron cerca del lugar donde se inició la protesta el día anterior.

    En la Plaza San Martín la situación era parecida. El dron registraba, a esa hora, aún pocas personas. La policía había cercado la Plaza y la zona donde se produjo el incendio. También desde arriba, otra nave intimidaba con un vuelo a baja altura.

    Parecía que la tarde iba estar tranquila hasta que a las 4:30 un buen número de manifestantes ingresó por el jirón Lampa.

    Lamentablemente, la espera no trajo paz. A las 5:30 de la tarde la policía hizo retroceder, por el jirón Lampa, a los manifestantes. Muchos tuvieron que irse hasta el Paseo de los Héroes debido al gas lacrimógeno. Otros se fueron hacia avenida Abancay, la policía hizo lo mismo. Ahí un nuevo enfrentamiento empezó.

    A esa hora de la noche, la avenida Abancay ya era un verdadero campo de batalla. Quienes se enfrentan violentamente a la policía están con los rostros cubiertos, armados con piedras, hondas, huaracas, palos y avellanas.

    A la altura del parque universitario la policía avanzó en bloque por todo Abancay con dirección hacia la Av. Grau. Fue un enfrentamiento que duró cerca de hora y media donde hubo detenidos y heridos.

    La policía logró hacer retroceder a los manifestantes hasta la avenida Grau, algunas tropas que regresaban hacia Abancay reciben insultos de la gente.

    Los manifestantes fueron dispersados muy lejos del centro, a tal punto que la normalidad parecía volver. Durante la noche y madrugada, la policía siguió liberando más vías y dispersando a los pequeños grupos de manifestantes del Centro de Lima.

    Al día siguiente decidieron ir aún más lejos. La mañana del sábado, una tanqueta de la policía derribó la puerta 3 de la Universidad de San Marcos y un numeroso grupo de efectivos ingresó a la zona donde un grupo de estudiantes alojaba a manifestantes que llegaron del interior. También allanó el pabellón de mujeres de la residencia universitaria.

    El operativo, en el que no participó la Fiscalía, se realizó a pedido de las autoridades de la universidad, quienes denunciaron ocupación irregular del campus, que se taparon las cámaras de seguridad y robo de equipos de seguridad. El Ministerio Público recién llegó al lugar horas después de la intervención.

    La policía detuvo a más de 200 personas entre estudiantes y manifestantes. Se utilizaron gases lacrimógenos y los intervenidos fueron enmarrocados y obligados a tirarse al suelo. Al campus no se permitió el ingreso de abogados ni congresistas que llegaron al lugar.

    Más de 28 policías resultaron gravemente heridos producto de los enfrentamientos del jueves y viernes.