Universitario peruano fue asesinado por policías en Brasil
El padre de la víctima pide justicia y exige apoyo de la Cancillería tras más de 100 días sin respuestas.
Han pasado más de tres meses desde el asesinato de Marco Aurelio Acosta Cárdenas, un joven peruano de 22 años que estudiaba medicina en Brasil, pero la justicia sigue sin llegar.
Su padre, el médico y científico Julio Acosta, ha dejado todo en Sao Paulo para viajar a Lima y solicitar el respaldo de la Cancillería peruana. Pide que el crimen no quede impune y que los responsables, policías militares brasileños, sean llevados ante la justicia.
Un futuro prometedor truncado por la violencia
Marco Aurelio Acosta Cárdenas tenía un brillante camino por delante. Se encontraba en su último año de la carrera de Medicina y soñaba con especializarse en neonatología. Como parte de su formación, ya atendía pacientes en un hospital. Además, era un apasionado del deporte y un ferviente hincha de Alianza Lima.
Sin embargo, su vida se apagó de manera abrupta el 20 de noviembre del 2023. Esa madrugada, Marco salió de una reunión con amigos y se dirigió a un hotel junto a su enamorada.
Minutos después, al caminar por la calle, pasó junto a una patrulla policial y movió el espejo retrovisor del vehículo antes de correr hacia el hotel. Esto bastó para que los agentes Guilherme Augusto Macedo y Bruno Carvalho do Prado lo persiguieran, lo acorralaran y le dispararan a quemarropa.
Las imágenes registradas por las cámaras de seguridad y los chalecos de los propios policías muestran que Marco no estaba armado ni representaba una amenaza. A pesar de ello, recibió un impacto de bala mortal.
El dolor de un padre que lucha por justicia
Desde ese fatídico día, la vida de Julio Acosta cambió para siempre. Médico cardiólogo, investigador de la ONU y catedrático en la Universidad de Sao Paulo, dejó de lado su carrera para enfocarse en buscar justicia para su hijo.
"Desde el 20 de noviembre, yo y toda mi familia morimos con ese crimen. Dejé de ser lo que soy para luchar por su memoria", expresó conmovido.
El caso generó una ola de indignación cuando, 50 días después del asesinato, se difundieron las imágenes captadas por las cámaras policiales. Estas pruebas desmintieron la versión inicial de las autoridades brasileñas, que afirmaban que Marco intentó despojar de su arma a uno de los agentes.
Policías libres y un sistema judicial que no responde
A pesar de las evidencias, la jueza Luciana Escorza decidió no dictar prisión preventiva contra los agentes involucrados. Esto ha permitido que los policías sigan en libertad y continúen recibiendo su sueldo por parte del Estado brasileño.
Julio Acosta denuncia que el sistema judicial de Brasil no ha actuado con la celeridad y transparencia que este caso amerita. "Estamos luchando contra un Estado que solo ha dado promesas y mentiras", declaró.
Un llamado de auxilio a la Cancillería peruana
Ante la falta de respuestas en Brasil, Julio Acosta decidió regresar a Perú para solicitar el respaldo del gobierno y la Cancillería. Su objetivo es elevar el caso a organismos internacionales y presionar para que se haga justicia.
El padre del joven asesinado asegura que, hasta el momento, la Embajada y el Consulado peruano en Brasil no han tomado acciones concretas para apoyar su causa. "Hasta hoy, no han hecho prácticamente nada. Ni siquiera una llamada telefónica", denunció.
Su lucha no cesará hasta que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos y se haga justicia por su hijo, un joven estudiante que tenía toda una vida por delante y que fue arrebatado por la violencia.