Hoy:

    'Los Reyes del Puerto': el enfrentamiento entre ‘Renzito’ y McDowell

    Conoce todo sobre el operativo que terminó con la captura de Carlos McDowell

    La captura de Los Reyes del Puerto.

    ‘Los Reyes del Puerto’ era la mafia enquistada en el Callao, compuesta por cinco cabecillas, cada uno con sus respectivas bandas, entre ellos Gerson Gálvez, alias ‘Caracol’, Gerald Oropeza y Renzo Espinoza, alias ‘Renzito’, que intentaban tomar el control del primer puerto para los envíos de droga al exterior, desatándose una ola de crímenes.

    Hasta que una de esas balas acabó con una niña de once años, hija de uno de los cabecillas, Carlos McDowell. Quien ordenó el atentado fue nada menos que ‘Renzito’, quien hasta ese momento era aliado de McDowell.

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    Está escrito, en el código de la mafia, o vas preso o mueres. Y eso rigió esta semana en la captura vinculada al más grande grupo criminal que ha venido rigiendo el Callao

    Carlos McDowell, acusado de ser la cara visible del tráfico de drogas en el Callao, cayó el martes último. Fue el día más negro de su vida, no solo por su captura sino, porque que ese mismo día, logró conocer quién asesinó a su hija en febrero del año pasado en un ataque típico de ajuste de cuentas. Una bala que estaba dirigida a él, con sello del narcotráfico, y que habría sido ordenada por alguien que jamás imagino, lo traicionaría.

    “Las investigaciones están apuntando a Renzito”, aseguró a Cuarto Poder el jefe de la Dirincri, general PNP Miguel Núñez.

    Tener el control del puerto del Callao, era la ambición de seis organizaciones criminales, dedicadas al narcotráfico. Todas operaban casi al mismo tiempo y desde hace 10 años, desataron una ola de crímenes por la hegemonía del negocio. A este grupo de cabecillas, se les llamó ‘Los Reyes del Puerto’.

    “Tenemos a Barrio King con Caracol que fue desarticulada, a Oropeza, y luego Renzito que se une con McDowell”, agregó el jefe de la Dirincri.

    Gerson Gálvez Calle, alias ‘Caracol’, se creía el amo y señor del puerto. Su ostentosa vida y sus nexos con la mafia, terminaron poniéndolo en evidencia, pero él quería más, entonces planeó sacarse de encima, a su más cercano competidor, Gerald Oropeza, a quien sus lujos, mujeres y excentricidades, también le pasaron factura.

    La policía logró capturarlos, entonces fueron otros reyes secundarios los que tomaron las riendas. Renzo Espinoza Brissolesi unió fuerzas con Carlos McDowell y el ilegal negocio quedó en sus manos. A ellos se les conocía como los ‘Shejo’s, que operaban con sicarios.

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    Pero McDowell a diferencia de ‘Caracol’, Oropeza y ‘Renzito’, siempre mantuvo un perfil bajo. “Era un tipo que vivía en el puerto, conocía todo el sistema y se hacía pasar como cambista”, refirió el coronel PNP Miguel Rojas, jefe de la División de Secuestros de la Dirincri.

    En febrero del 2016, el taxi donde viajaba McDowell y sus tres hijos fue atacado a balazos. María Fernanda de once años, murió por una de las balas que estaban dirigidas a él. Lo traicionaron.

    Según las investigaciones policiales, en todos estos meses McDowell no solo guardó el luto, siguió empoderándose en el trasiego de droga, pero nunca dejó de buscar al asesino de su hija, Sin imaginar que siempre lo tuvo cerca, todo por el control del puerto y la hegemonía del negocio. 

    Lo cierto es que este último martes, Carlos McDowell fue capturado en el Callao y fue en este momento cuando se enteró de que su aliado estratégico Renzo Espinoza Brissolesi había ordenado matarlo. Una gran sorpresa para el delincuente del puerto.

    Por información de Inteligencia, se sabe que McDowell, goza de propiedades a nombre de testaferros y aunque dinero no le faltaba, él prefería vivir en su modesta casa, ubicada en el picante barrio Centenario en el Callao y hasta aquí incursionó rápidamente la policía acompañada de 50 fiscales a las 3 de la madrugada, hallando dinero y armas de fuego.

    Según la policía, McDowell, se caracterizó por financiar crímenes y los niveles de crueldad eran sumamente altos. “Tenían gente que verificaba que este bien muerto y el número de impactos en el cuerpo”, indicó el general PNP Miguel Núñez.

    “El ‘preñado’ de la droga lo hacían en el puerto o en altamar”, aseveró el fiscal coordinador de Crimen Organizado, Jorge Chávez Cotrina.

    A solo unos metros de la casa de Carlos McDowell en Centenario, la policía encontró 140 paquetes de droga en casa de Pedro Urcia Cornejo y 10 paquetes más en casa de Jhonatan Castillo Pulido. También se logró capturar a Niels Fuentes Rivera Tasayco, encargado de contratar sicarios, autorizar muertes y también al tráfico de drogas. También fue detenida la pareja de McDowel, Carolina García Gonzales y otros integrantes encargados del brazo armado y ‘chalequeo’ de la organización.

    En este mega operativo, también se allanó celdas de los penales de Sarita Colonia, Piedras Gordas, Lurigancho y Challapalca, donde varios integrantes de la organización establecían contactos estando en prisión.

    Los integrantes de esta organización criminal, 'Los Reyes del Puerto’, están involucrados en 25 homicidios ocurridos entre el 2014 y 2016, balas que llevaron el nombre de estibadores, de trabajadores portuarios y de integrantes de la mafia que desobedecían órdenes. Pero también de inocentes víctimas, como la hija de McDowell, arrastrada por los negocios ilícitos de su padre.

    En la operación Isidro, investigación de sicarios por droga, también se capturó a tres policías, que integraban la organización. En los últimos dos años, 176 policías han sido denunciados por pasarse a las filas de los delincuentes. El 70 % de ellos fueron descubiertos en flagrancia, resultado de las labores de contrainteligencia.

    “Hemos adoptado una posición firme y contundente para todos aquellos malos policías. No hay espacio para la corrupción”, afirmó el general PNP Vicente Romero, director de la Policía Nacional.

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    Un kilo de droga en el Vraem puede llegar a costar hasta 1200 dólares. La seguridad que daba McDowell, según las autoridades para que esa droga llegue a destinos internacionales podía incluso a cuadruplicarse, pero si ese mismo cargamento llegaba a suelo europeo, el kilo podría costar hasta 35 mil dólares. Suma que despierta fácilmente la ambición de muchos, sin pensar cual sería el final.