Los retos de Dina Boluarte como presidenta del Perú
La presidenta Dina Boluarte, expulsada de Perú Libre y distanciada de la gestión de Pedro Castillo, enfrenta un nuevo episodio de la crisis política que no tiene cuándo acabar
Nuevos aires ya empezaban a sentirse en Palacio de Gobierno la tarde del miércoles. La presencia de una nueva inquilina en la sede del Ejecutivo era una realidad, por ello, los preparativos para una presurosa bienvenida se pusieron en marcha, luego de que el Congreso consumara su decisión: el Perú tendría en menos de lo pensado a su primera presidenta, y en Palacio de Gobierno ya aguardaban su pronta llegada.
Mientras tanto en Surquillo, la tranquilidad de un apacible vecindario se rompía de manera abrupta por el numeroso despliegue policial, y es que el resguardo de la vicepresidenta de la República se redobló de un momento a otro en los alrededores de la vivienda de la en ese momento futura presidenta del Perú.
Dina Ercilia Boluarte Zegarra, una abogada de 60 años, quien desde enero de este año marcó distancia con Perú Libre por no coincidir con el ideario de Vladimir Cerrón, fue expulsada del partido que la llevó al poder tras hacer públicas esta diferencia de ideas. Ahora, casi un año después, apura el paso para llegar a tiempo al hemiciclo donde la esperan los parlamentarios para entregarle el cargo más alto de nuestra Nación.
En medio de aplausos de todas las bancadas, esta exfuncionaria del Reniec, apurimeña con maestría y diplomados en derecho notarial y gestión pública, se convirtió así en la primera jefa de Estado en la historia del país.
Esta hija de Chalhuanca, un pequeño pueblo del Perú profundo, asume las riendas del país en medio de una crisis política. Por ello, pidió tiempo para instalar un gobierno de unidad nacional.
En medio de la ceremonia en la que se restablecía el orden democrático en el país, las Fuerzas Armadas y Policía Nacional recibieron un caluroso reconocimiento que retumbó en todo el recinto parlamentario.
Tras la juramentación, llegó a Palacio con la banda puesta a iniciar sus labores. En sus primeras horas como presidenta se reunió con quienes su antecesor se había enfrentado duramente: la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, y los miembros del Tribunal Constitucional, quizá como muestra de que eran otros tiempos.
En el segundo día de trabajo ofreció sus primeras declaraciones a la prensa, otro gesto que marca diferencia con su antecesor, hoy detenido.
Pero en su segundo día de trabajo también bailó por la Virgen de la Inmaculada Concepción: recibió a unos comuneros de la región Puno que llegaron en comparsa a celebrar esta fecha religiosa.
El feriado fue también de intenso trabajo: recibió a lo largo del día a congresistas de diferentes bancadas que pedían la conformación de un gabinete plural, altamente técnico y representativo. Ese fue el punto de coincidencia de casi todas las bancadas.
Hasta que llego el día de la juramentación. Otra vez el nuevo gobierno marcó distancia con la gestión de Pedro Castillo, se acababan así las restricciones, y, como en los viejos tiempos, la prensa volvió a tener acceso a estas actividades protocolares. El salón Eléspuru fue el nuevo espacio dispuesto por Dina Boluarte para tomar juramento a sus ministros.
De pronto, una elegante Dina Boluarte apareció junto a Pedro Angulo Arana, el nuevo presidente del Consejo de Ministros, ex fiscal y ex decano del Colegio de Abogados, quien cuenta con algunas denuncias por acoso.
El otro personaje conocido en la escena política es Alberto Otárola, ex abogado de la presidenta Boluarte y exministro de Ollanta Humala, se le encargó el despacho de Defensa.
En medio de los primeros pasos del gobierno de Boluarte, grupos en Lima y diferentes lugares del país pedían la libertad de Pedro Castillo, el cierre del Congreso, nuevas elecciones y convocar a una Asamblea Constituyente.
En Ica y Arequipa se bloqueó carreteras por varios días. Se ha restablecido el tránsito, pero la situación continúa tensa. En Andahuaylas se registraron enfrentamientos entre la policía y manifestantes que dejó varios heridos y detenidos. Ayer tomaron como rehén al suboficial PNP Walter Silver Obregón: lo retuvieron cerca de la plaza de armas y lo golpearon y amenazaron. Horas después fue liberado. Los desmanes continuaron en el aeropuerto de la ciudad.
En chota, la ciudad del expresidente Castillo, las movilizaciones van en aumento, mientras que en el centro de Lima las protestas y desmanes se han producido en los últimos días.
La presidenta y su recién estrenado Gabinete no la tienen fácil en esta crisis política que esta semana sumó un nuevo episodio y que parece estar lejos de escribir todavía su capítulo final.