Perfiles psicológicos de investigados por secuestro de empresaria Jackeline Salazar
La unidad de investigación de América Televisión tuvo acceso a los resultados de la evaluación de psicología forense que se le realizó a los tres detenidos por el secuestro de la empresaria
La unidad de investigación de América Televisión tuvo acceso a los resultados de la evaluación de psicología forense que se le realizó a los tres detenidos por el secuestro de la empresaria, Jackeline Salazar.
DETENIDOS PASARON PRUEBAS PSICOLÓGICAS
“El viernes 24 de mayo de 2024 estaba por ahí arrebatando solo. En eso veo varios carros pensé que era conmigo y me trepo para la casa de un señor. Y el señor empieza a gritar por su ventana. Vienen los coroneles y generales”.
Bryan Yomona Quezada, tiene 30 años y esto es lo que contó al perito de psicología forense que lo entrevistó sobre su intento de huida del inmueble de Carabayllo, donde fue rescatada Jackeline Salazar, el último 24 de mayo.
Durante los once días de cautiverio de la joven empresaria, él se encargó de vigilarla y torturarla día y noche. Realizó, además, los registros de los audios, vídeos y fotos de la joven por quien exigían dos millones de soles a cambio de su liberación.
“A mí me encontraron a dos casas donde estaba la chica. Dicen que yo he saltado. Mi moto lo había dejado en la cochera tres días antes de mi detención porque se me había caído la placa”.
Bryan Yomona, quien intentó postular para ser policía, no fue convincente ante los peritos. El informe psicológico forense concluyó que denota habilidad para manejar información a su favor. Muestra una conducta ventajosa e irreflexiva. Se caracteriza por ser superficial y arriesgado.
Además, bajo situaciones de exigencia y demanda emocional muestra un inadecuado manejo de sus impulsos reaccionando en forma iracunda en la solución de sus problemas.
Otro que pasó por la evaluación de psicología forense fue Luis Chaupiz Morales, alias Cheto”, de 25 años. Esto es lo que alegó en su defensa.
“Mi amigo Lobo me dijo para que cuide una cochera, que el ingeniero estaba dentro con un carro robado que iban a desarmar”.
Sin embargo, Jackeline Salazar lo reconoció plenamente como la persona que le llevaba comida durante su secuestro.
“No me dijeron cuánto me iban a pagar, porque eso se sabe una vez que el carro ya ha sido vendido. Entonces, acepté, así he estado, llevando comida al ingeniero”.
El informe de psicología forense lo definió como proclive a la ruptura de las normas establecidas en la sociedad, actuando con el propósito de satisfacer necesidades sin tomar importancia de los efectos que pudieran generar sus actos.
Además, que no aprende de las experiencias vivenciadas, involucrándose en actos al margen de la ley con el fin de obtener beneficios económicos. A Tino Cano Aliaga, otro implicado en este caso, lo describieron así: Socialmente demuestra astucia. Refleja impulsividad, se muestra ligado a situaciones problemáticas y aquellas que puedan significar un riesgo hacia terceros. Además, proyecta una tendencia hacia la mentira y la manipulación.
A pesar de sus intentos de defensa, las pruebas contra ellos son contundentes.