Los "pecados" de Marco Antonio Palomino: Nepotismo en la Procuraduría Pública del Poder Judicial
Un pastor evangélico fue contratado en la Procuraduría Pública del Poder Judicial como “único concursante” sin mencionar en su declaración jurada que su cuñado era el procurador
Es viernes al mediodía y nuestras cámaras por fin encuentran al escurridizo pastor evangélico Rolan Llacsahuanga. Llevamos 3 semanas pidiéndole que nos responda cómo así fue contratado en la Procuraduría del Poder Judicial, donde su cuñado es el máximo jefe de la entidad, el mismísimo procurador del Poder Judicial, Marco Antonio Palomino.
Rolan Llacsahuanga, quien en su templo predica sobre transparencia y honestidad, hoy se niega así a dar su versión, a dar su testimonio sobre una verdad que parece querer guardar como su mayor secreto.
El 2011 el pastor Rolan Llacsahuanga celebraba feliz su boda con Cecilia Palomino, hermana del actual procurador del Poder Judicial, Marco Antonio Palomino Valencia. Todo pintaba bonito. El cuñado, Marco Antonio Palomino, era un abogado que se rodeaba con la crema y nata del Poder Judicial, pero el 2019, sí que llegó la bendición para Palomino cuando fue nombrado procurador del Poder Judicial; es decir, abogado defensor nada menos que del Estado. Para tremendo cargo, los requisitos legales y morales son muy, muy altos, casi celestiales.
Aquel 2019 fue un gran año para el entonces flamante procurador Marco Antonio Palomino. Primero, adquirió por más de 32 mil dólares un auto Mercedes Benz y luego, el 2022, un inmueble en Pachacamac de más de mil 500 metros cuadrados por 170 mil dólares. Como Dios provee, el 2021 el milagro del trabajo en el Estado se propagó a la familia, en específico a su cuñado, el pastor Rolan Llacsahuanga. Llacsahuanga es pastor de la Iglesia Cristiana y Misionera Discípulos a las Naciones, predica en el templo y desde su casa, siempre acompañado de su esposa Cecilia, hermana de su jefe, el procurador.
En febrero del 2021, el pastor participó en el “Proceso CAS 009-2021” de la Procuraduría Pública del Poder Judicial, donde ya su cuñado Marco Antonio Palomino Valencia era el máximo titular. El puesto era de “apoyo administrativo” en esa procuraduría. Vaya coincidencia que el cuñado “Llacsahuanga, Rolan”, obtuvo el “primer orden de mérito” como único concursante y resultó, claro, siendo “APTO” y contratado en el acto. A Dios rogando y con el cuñado dando.
En la “declaración jurada de incompatibilidad y nepotismo”, a Rolan Llacsahuanga” le preguntaron antes de ser contratado si es que “no tenía vínculos de parentesco”, de consanguinidad o de afinidad, y Rolan Llacsahuanga no confesó, no aclaró aquel febrero del 2021 que su cuñado era el mismísimo procurador y jefe máximo dentro del edificio adonde entraría a laborar. El chisme del jefe contratando al cuñado corrió de inmediato en toda la Procuraduría del Poder Judicial, ubicado en la cuadra 39 de Petit Thouars en San Isidro, calle de aleccionadores recuerdos que el pastor Rolan rememora.
Justo 10 años antes de entrar a trabajar a la procuraduría, este pastor se casó con la hermana del procurador. Biblia en mano oran todos los días por la conversión de aquellos que actúan en pecado.
Esta “acta de matrimonio” confirma que el “5 de febrero del 2011”, Cecilia Palomino, la hermana del procurador del PJ, y el pastor Rolan Llacsahuanga se casaron. En su “inscripción de derechohabientes”, es más, Llacsahuanga registra como beneficiaria a Cecilia Palomino, la hermana del jefe.
Al pastor Rolan Llacsahuanga las bendiciones le siguieron llegando con una mano generosa que venía de arriba, no sabemos si del cielo o si del segundo piso de este edificio, donde despacha su cuñado, el procurador Marco Antonio Palomino.
Según este registro, su contrato en la “Procuraduría Pública” del PJ pasó de plazo “determinado” a plazo “CAS INDETERMINADO”, sin fin, estable, permanente, a solo 3 meses de haber estrenado el cargo.
Quien también lo conoce bien es su cuñado, el procurador. A pesar de ser familia, en su Declaración Jurada, el procurador Marco Antonio Palomino sí consignó a su hermana Cecilia, pero no declaró a su cuñado Rolan Llacsahuanga; esto pese a que sí era su obligación. Quizás por ello, cuando en “febrero del 2021” se hizo la búsqueda de Llacsahuanga, Rolan, el cuñado, el sistema estatal arrojó que “no registraba información”, que estaba limpio, negativo a posible nepotismo. Así Llacsahuanga quedó expedito de entrar a la Procuraduría del Poder Judicial, en el área de apoyo administrativo el 5 de febrero del 2021.
Con la responsabilidad que Dios y el hombre les han dado en la tierra como funcionarios públicos, buscamos respuestas del procurador del Poder Judicial por teléfono, de noche en su casa, de día en sus oficinas, pero el defensor de los derechos del Estado prefiere no defenderse, no desmentir tremendos cargos.
El procurador parece haberse atrincherado y pedido a los afines alertarlo del movimiento de periodistas en la calle. En la cochera, su Mercedes Benz rojo casi no se ha movido en estos días.
El templo del pastor Rolan Llacsahuanga vive en prosperidad, refaccionando, ambientando, levantando los carteles de la Iglesia Cristiana y Misionera Discípulos a las Naciones para sus feligreses que contribuyen desde el Perú y el extranjero. Pero mientras el templo espera por sus sentidas prédicas, prefiere el silencio a la hora de responder a nuestra denuncia.
A pocas cuadras de su templo espiritual, está el templo familiar, el hogar donde el pastor Llacsahuanga vive con la hermana del procurador del Poder Judicial, su jefe, pero también se negó a declarar. Como nos bloqueó las llamadas, decidimos esperarlo esta semana para insistir con las preguntas de rigor.
De pronto histriónico de pronto poeta con la misma verdad de ser un pastor evangélico o ser el ‘Capitán América’, Rolan Llacsahuanga se aferra a la presencia de un menor, que no está en el lugar, para ni siquiera dar un teléfono para una futura respuesta sobre cómo así entró a laborar a la procuraduría con su cuñado de procurador.
Rolan Llacsahuanga no solo es pastor y comparte la fe con su esposa Cecilia, sino también con su cuñada Norma Palomino, otra de las hermanas del procurador del Poder Judicial. En la sede de esta procuraduría, al cuñado Rolan, se ha sumado una especie de omnipresencia, no divina, sino de Norma, la hermana de la cabeza de la institución.
Norma Palomino no trabaja en la Procuraduría, pero aquí entraron a laboral varios de sus compañeros de promoción de la Universidad Seminario Evangélico de Lima. La hermana del procurador Palomino registra en Sunedu ser “Bachiller en Misterio Pastoral” siendo diplomada en diciembre del 2021, grado y fechas que coinciden con los actuales trabajadores de la procuraduría Arroyo Alania, Isaac; Cáceres Almonacid, Patricia; Vásquez Alvarado, Sergio, y Laguna Torres, Benjamín.
Rolan Llacsahuanga, con las denuncias encima, decidió renunciar al cargo aludiendo un malestar de su madre. Jamás aceptó ni mencionó a su cuñado, el procurador Marco Antonio Palomino y jefe de la institución.
Mentir es un acto condenado por el octavo mandamiento y es condenado también por el hombre cuando de contratos en el sector público se trata. La justicia divina perdona, pero no la ley, en este mundo terrenal. Aquí, todo pecado está tipificado.