Una mega campaña médica de las FF.AA recorre el sur del país atendiendo a miles de pacientes de comunidades aymaras y quechuas

A casi 4 mil metros sobre el nivel del mar, todo es más complicado. Para las personas de Yunguyo, en Puno, es bellísimo vivir al lado del Titicaca y en plena línea de frontera con Bolivia; pero también sienten que están alejados de toda atención médica especializada.

Por primera vez, un batallón inmenso cruzó la montaña puneña y con casi 60 soldados, quienes en sus manos llevaban -como armas- estetoscopios y tensiómetros, atendieron durante una semana a toda esta población. Equipos que nunca habían visto, esta vez estaban en Yunguyo.

El termómetro marca 4 grados centígrados, pero aquí están acostumbrados a las bajas temperaturas. Por unos momentos dejan sus chacras y negocios para encontrarse en la plaza de armas con los médicos que por primera vez llegan a su pueblo.

Son médicos de la Marina, de la Fuerza Aérea, el ejército, policía nacional, del Minsa y EsSalud. Son también los estudiantes de enfermería quienes gracias a ellos lograron traducir cada consulta médica. Son los soldados, los transportistas, los cargadores. Son todos.

Puno aún mantiene altos índices de pobreza y falta de atención médica. Depende de estas gigantescas campañas para que la brecha de atención médica disminuya. Lamentablemente el único hospital que tienen es solo un cascarón. Casi nada sirve, y lo que funciona, necesita de especialistas médicos para que lo utilicen.