Esta semana, Venezuela ha sido testigo de un río humano que avanza por sus calles en un acto de resistencia imparable. El fervor de las manifestaciones, encabezadas por la líder opositora María Corina Machado, ha desbordado las avenidas del país con gritos de "¡No tenemos miedo!" y cánticos de libertad.
Las protestas, impulsadas por la indignación ante la reciente elección presidencial, han sido duramente reprimidas por el gobierno de Nicolás Maduro.
Videos muestran la violencia desatada, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales, así como ataques de grupos paramilitares. Los reportes confirman numerosas detenciones, heridos y al menos 17 muertos en las últimas jornadas.
El proceso electoral del 28 de julio, marcado por acusaciones de fraude y falta de transparencia, ha avivado el descontento popular. Maduro, reelegido en medio de controversia, enfrenta un creciente rechazo tanto a nivel nacional como internacional.
La comunidad internacional, incluidos diversos países y la OEA, ha condenado la violación de derechos humanos y respaldado a Edmundo González, el candidato opositor que se disputó el cargo con Maduro.
La represión no ha hecho más que intensificar la crisis. Las detenciones de dirigentes opositores, el allanamiento de locales partidarios y las amenazas de encarcelamiento han llevado a líderes como Machado y Gonzales a la clandestinidad, mientras el país continúa su lucha por la libertad y la justicia.
En un contexto de incertidumbre y desesperanza, los venezolanos siguen levantando su voz contra el autoritarismo y buscando un cambio real en medio del caos.