Internos del penal Cantera de Cañete extorsionan a familiares de otros reos para no atacarlos en la cárcel

Domingo Al Día descubrió que un grupo de reclusos convirtió un pabellón del penal de Cantera en Cañete en su puesto de venta de estupefacientes. Además, accedió a los testimonios reveladores de quienes tienen que pagar cupos semanalmente a cambio de que sus familiares convictos no reciban una tremenda golpiza. 

Esta persona, a quien llamaremos maría para proteger su identidad, relata a detalle el vía crucis por el que atraviesa desde hace cuatro años. Todo empezó cuando vio moretones en el cuerpo de su familiar, al principio creyó que se trataba de alguna riña con otro recluso, pero no. El despiadado ataque que le propinaron fue por no cumplir las exigencias de extorsionadores. 

María, al igual que este grupo de denunciantes, señala como cabecilla de esta presunta banda al delegado del pabellón 7b, lo sindican de estar liderando el cobro de cupos a los internos. 

Esta otra madre de familia contó el desgarrador episodio que pasó su sobrino después de no haber entregado los 50 soles que le exigieron.  Lo poco que gana la mujer, trabajando en la chacra, decide invertirlo en la seguridad de su querido sobrino, por temor a las crueles represalias, que incluso, podrían acabar con su vida. 

Así como ella, estas otras personas tienen un familiar en el interior de este recinto. Aunque cada historia de amenaza es diferente el común denominador es la angustia. Angustia por sacar dinero, de donde a veces no hay, a cambio de garantizar que sigan viviendo. 

Pero no es lo único que sucede en el interior de estos muros. En la biblioteca del penal, frente a los cuadros religiosos, los reclusos transformaron este espacio en un improvisado laboratorio de producción de drogas. 

En este revelador video, al que Domingo Al Día accedió, en exclusiva, se observa cómo los internos colocan cuidadosamente los gramos de estupefacientes en un papel. Acto seguido, los envuelven en pequeños recortes de periódicos, los presionan con fuerza para asegurarse que nada se escape y cuando ya están listos, los separan a un lado de la mesa. 

Luego de empaquetar esta sustancia, proceden a venderlas, según los propios internos. Con gestos discretos y manos rápidas, intercambian los envoltorios, no sin antes cobrar por ellos. 

Así como esta biblioteca, que en lugar de libros funciona como centro para el ilícito negocio. En otro espacio del penal cantera, donde la música a todo volumen, había un puesto de tatuajes. 

Un equipo del dominical de América Televisión viajó hasta cañete y buscó al director del centro penitenciario, a fin de obtener su versión, pero se negó a conversar con la prensa.

Por su parte, el jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Javier Llaque, aseguró que ya se han identificado a los tres hombres que aparecen empaquetando la droga en el video y que en los próximos días serán trasladados a otro penal. 

Al ser consultado sobre cómo ingresó toda esta cantidad de droga al penal sin ser detectada, dijo que se debe a la falta de un escáner corporal en el ingreso. También se le detalló las denuncias del presunto cobro de cupos que estaría liderando según ellas, Manuel Chulluncuy. 

Dependerá de las autoridades competentes determinar responsabilidades y poner fin con las constantes intimidaciones. Una clara muestra que ni siquiera los internos de un penal se salvan de las extorsiones.