Hoy:

    El golpe de Pedro Castillo: Exministros y Aníbal Torres cuentan qué ocurrió

    Con las manos temblorosas y la voz quebrada, Pedro Castillo anunció su decisión de dar un golpe de Estado, cavando así su tumba política

    Pedro Castillo. Cuarto Poder

    El día que lo iban a vacar como presidente, Pedro Castillo decidió leer un mensaje a la Nación con efecto autodestructivo. Durante los 9 minutos, 44 segundos que duró su lectura, apenas podía sostener los cinco folios del documento. Sus manos temblaban, respiraba como dándose ánimo y buscaba auxilio con la mirada: lo que decía con voz quebradiza en vivo y en señal abierta, no tenía camino de retorno.

    En el Congreso que Castillo intentó disolver, hubo momentos de preocupación debido a todos los anuncios presidenciales. Por seguridad, el recinto parlamentario se volvió un fortín. El pleno de aquel día, donde se presentaría la defensa de Pedro Castillo y se debatiría el tercer pedido de vacancia en su contra, se adelantó un par de horas.

    Pero la historia del autogolpe en realidad se inició un par de días antes, el 5 de diciembre. Los altos mandos militares habían asistido el lunes 5 de diciembre a la ceremonia que el Poder Legislativo organizó por el día del Ejército.

    Días antes, según información a la que accedió Cuarto Poder, estos comandantes generales se negaron a respaldar un eventual cierre del Congreso. El encargado de sondear su postura – por orden del mismo Pedro Castillo – habría sido el entonces ministro de Defensa, Daniel Barragán.

    La renuncia de Barragán, que de acuerdo a nuestras fuentes se debió a que no pudo convencer a las fuerzas armadas, dio paso al nombramiento del general Gustavo Bobbio como su sucesor.

    El segundo enviado de Castillo para buscar la adhesión de los militares habría sido el mismísimo jefe del Ejército, general Walter Córdova.

    Dicha reunión de comandantes generales, llevada a cabo el viernes 2 de diciembre, casi acaba a puñetazos. Pese a ello, días después, acudieron todos juntos al aniversario de la Policía Nacional.

    Tras su fallida misión, al igual que Barragán, el general Córdova renunció a su cargo: según dijo, por “motivos personales”.

    El miércoles 7, a las seis de la mañana, los comandantes generales expusieron ante el ministro de Defensa la realidad en que se encuentra cada una de sus respectivas armas.

    A mitad de la reunión, el general Córdova fue llamado a Palacio de Gobierno y acudió junto con Gustavo Bobbio al despacho del presidente. Llegaron 7 y media de la mañana.

    La reunión duró diez minutos. Bobbio regresó al ministerio de Defensa, pero para formalizar la salida del general Córdova y nombrar en su reemplazo al general David Ojeda. Dice que ofreció volver ese mismo día con las resoluciones listas.

    Aquella mañana, el resto de ministros aguardaba lo que sería la presentación del presidente en el Congreso para defenderse del nuevo intento por vacarlo. Sin embargo, un mensaje de Betssy Chávez al chat de su gabinete, a las 10:46 de la mañana, cambió los planes.
    Como varios ministros cumplían con su agenda oficial, la jefa del consejo de ministros enfatizó la importancia de que estén todos en Palacio lo antes posible.

    Aunque no estaba en el chat de ministros aún, Gustavo Bobbio también iba camino al mismo sitio que sus colegas.

    Tras el llamado de la premier, comenzó el desfile de ministros en Palacio de Gobierno.

    El ministro Salas se ubicó en una sala contigua al despacho presidencial junto con los titulares de Comercio Exterior, Producción y Mujer.

    El ministro Bobbio sí estaba dentro del despacho. Según él, haciendo firmar al presidente las resoluciones para el cambio de comandante general del Ejército.

    Todos los ministros que aceptaron contar lo sucedido ese día, niegan haber sabido del mensaje y ponen su renuncia como garantía. En poquísimas horas, Pedro Castillo se quedó sin gabinete.

    Una versión que explica el súbito harakiri de Pedro Castillo es que alguien del Congreso le dijo que la oposición había conseguido los votos para vacarlo, lo cual resulta extraño cuando ‘Perú Libre’ había prometido apoyar con 15 congresistas votando en contra de la moción. Hasta una comitiva de cinco integrantes de ‘Fuerza Popular’ iba a votar en abstención.

    Eso sí, el partido de Vladimir Cerrón había exigido algo a cambio: que Betssy Chávez se aleje de la PCM.

    Betssy Chávez, aseveran algunas versiones, en su afán por no perder poder, convenció a Aníbal Torres y a Pedro Castillo de que la vacancia era inminente.

    Los más visibles asesores presidenciales fueron señalados como autores del texto golpista que leyó Pedro Castillo. Pero tanto Luis Alberto Mendieta como el abogado Raúl Noblecilla negaron tener algo que ver en un texto que no se redacta en dos horas.

    Los indicios más fuertes apuntan a que Aníbal Torres pudo haber diseñado el mensaje suicida de Castillo. Su anunciado pase a la clandestinidad luego de que le abrieran investigación fiscal agranda las suspicacias.

    Muchas frases que tienen el sello inconfundible de Aníbal Torres resaltan en el mensaje del 7 de diciembre.

    Los amigos que sonreían juntos, habrían cavado sus propias tumbas políticas. Minutos después del mensaje, Torres y Castillo abandonaron juntos Palacio de Gobierno. El camino ya no tenía retorno.

    En el Congreso de la República, sintieron como bálsamos los apoyos manifestados tanto por el Tribunal Constitucional, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

    Se sabe que las fuerzas del orden, asesorados por hasta cuatro constitucionalistas, decidieron hace varias semanas no avalar un cierre inconstitucional del Parlamento.

    El expresidente Castillo se despertó siendo presidente, pero, a partir de sus propias decisiones, convirtió su vida en pesadilla: una lección de democracia que este maestro jamás podrá olvidar.