Hoy:

    Bandas de extorsionadores siguen amenazando desde los penales del país

    Los extorsionadores hacen rebajas, hasta ofrecen que el pago de la extorsión se pueda hacer en cómodas cuotas

    Delincuentes buscan la manera de tener celulares en los penales. Foto: captura de TV

    Son llamadas perturbadoras de delincuentes que, a través de la amenaza, piden importantes sumas de dinero. Son los extorsionadores que no hacen distinción y eligen a sus víctimas con sumo cuidado, les hacen reglaje, las atemorizan con mensajes de muerte y, al final, les hablan a sus celulares personales para cerrar el negocio ilegal.

    Los extorsionadores hacen rebajas y, como saben que la situación económica de los peruanos está difícil, hasta ofrecen que el pago de la extorsión se pueda hacer en cómodas cuotas.

    La Policía lo ha advertido más de una vez: las bandas de extorsionadores tienen a sus cabecillas en los penales del Perú. Los agentes de inteligencia hacen operativos constantes en las cárceles, pero los delincuentes siempre se las ingenian para sacarle la vuelta a los bloqueadores de celulares.

    Hace unas semanas, la División de Secuestros de la Dirincri ingresó a la penal de Cochamarca, en la región Pasco, desde donde ubicaron la salida de innumerables llamadas extorsivas.

    Lo que encontró la Policía al retirar los focos de iluminación de las celdas fueron forados, los cuales servían para guardar celulares, cargadores y chips.

    Para evitar las requisas, o ser descubiertos, los reos pegaban con cinta aislante los aparatos telefónicos en las paredes de las celdas que daban hacia patio.

    Los extorsionadores hacen trabajo de hormiga para elegir a sus víctimas. Tienen toda una red de informantes, integrantes de las bandas que libres, y, luego, empiezan con la presión y el miedo a través del hilo telefónico.

    Estos delincuentes logran, incluso, que su objetivo, empresarios y micro empresarios del país, no tengan el valor para denunciarlos ante la Policía. Las víctimas simplemente son vistas como gallinas de los huevos de oro que están sentenciadas a trabajar, a punta de miedo, para mantenerlos.

    Cuando los agentes de la División de Secuestros de la Dirincri les cayeron a los supuestos extorsionadores en el penal de Cochamarca encontraron que, entre las rendijas de las puertas de las celdas, éstos escondían cables a montón, los cuales eran conectados a las fuentes de electricidad y, así, podían cargar los celulares.

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