Extorsión sin freno ni control pone en riesgo al Perú
El Banco Mundial estima que para el 2025 nuestro país puede vivir una desaceleración en la economía por culpa de la inseguridad y la inestabilidad política
El asesinato del profesor Julio Pacheco, el último lunes en Ate, frente a varios de sus alumnos, nos deja la sensación de que no estamos seguros en ninguna parte.
Esta ola de crímenes y violencia ha generado el hartazgo de toda la población, que pide a gritos que cesen las muertes y las extorsiones. La delincuencia ya no tiene límites, ni códigos. Los sicarios, cada vez más avezados, matan delante de niños, dentro de colegios y a cualquier hora del día.
La sensación en las calles es que ninguna de las medidas impuestas por el Gobierno está siendo efectiva y, muy por el contrario, no detiene el avance del hampa.
Desde el gobierno, sin embargo, los mensajes no apuntan a apaciguar el miedo y la desesperanza que comienza a invadir las calles.
No hay estado de emergencia que detenga las muertes. Se estima que a diario cinco personas pierden la vida a causa de la delincuencia, que hiere física y emocionalmente.
La vida y la tranquilidad de miles de familias ha sido quebrantada por la extorsión que parece crecer sin freno y sin control. La extorsión avanza a pasos agigantados y le está quitando la fuente de ingresos a miles de familias. De las 53 mil bodegas a nivel nacional, 10 mil han sido extorsionadas y 3 mil han tenido que cerrar.
Cifras de este Gobierno indican que en lo que va del año ya se superó los crímenes por sicariato ocurridos en el 2023. La cantidad de muertes también se refleja en el colapso de la Morgue Central de Lima. Pero, aunque estas cifras son oficiales, el Ministro del Interior, Juan José Santivañez, las pone en duda.
Los pronósticos internacionales no son auspiciadores para el Perú. El Banco Mundial estima que para el 2025, el Perú puede vivir una desaceleración en la economía por culpa de la inseguridad y la inestabilidad política del país. Inseguridad que necesita freno y control.