Extorsión o confusión: madre e hija son asesinadas en su casa
Familiares de Celia Hidalgo y su hija Cinthia sospechan que el crimen fue por extorsión y exigen justicia.
El distrito de Lichaqui, en Canta, quedó marcado por una tragedia que ha sumido a toda la comunidad en el miedo y el dolor. Celia Hidalgo y su hija Cinthia fueron asesinadas en su vivienda por un sicario que irrumpió en la casa y disparó sin piedad.
Su esposo y padre de la niña, Jorge Osorio, sobrevivió de milagro y ahora vive con el terror de que puedan volver por él.
Una familia destrozada y un pueblo en luto
Las calles de Lichaqui lucen desoladas, reflejando la tristeza de sus habitantes. “No entiendo cómo alguien pudo hacerle esto a una niña”, lamentó un familiar. La pequeña Cinthia, de apenas 11 años, era alegre, estudiosa y querida por todos. Su madre, Celia, estaba a punto de cumplir 50 años y planeaba una gran celebración con su familia.
Los restos de ambas fueron llevados a su tierra natal para el último adiós, mientras sus seres queridos piden justicia, pero con temor. La familia ha decidido no mostrar sus rostros ni revelar su ubicación, ya que temen represalias.
Extorsión o confusión: ¿por qué los mataron?
El motivo del crimen sigue sin esclarecerse. Según testigos, el sicario preguntó por alguien llamado “la bruja” antes de disparar. Esto ha generado sospechas de que la familia fue atacada por error.
Sin embargo, otra hipótesis indica que la tragedia podría estar vinculada a una extorsión. Jorge Osorio trabajaba como colectivero y también transportaba músicos en su vehículo. Su familia cree que el ataque pudo haber sido un mensaje para la dueña del carro, quien podría haber sido el verdadero objetivo de la amenaza.
“No sabemos si se confundieron o si esto tenía que ver con la empresa para la que trabajaba mi hermano”, dijo un allegado.
Jorge Osorio, el único sobreviviente
Mientras se recupera en el hospital, Jorge está devastado. Sobrevivió, pero perdió a las dos personas que más amaba. “Mi hermano está muerto en vida, tiene los ojos hinchados de tanto llorar”, contó un familiar.
El día del crimen, Jorge había llegado a casa después de un largo día de trabajo. Según testigos, una moto había rondado la zona en varias oportunidades antes del ataque. Luego de aproximadamente 20 minutos dentro de la vivienda, el sicario disparó contra la familia y escapó.
Pedido de justicia
Las autoridades han iniciado las investigaciones, pero la comunidad teme que este crimen quede impune. Los vecinos han denunciado que en los últimos meses la inseguridad en la zona ha aumentado, y este caso ha sido la muestra más dolorosa de ello.
La familia Osorio Hidalgo clama por justicia mientras trata de sobrevivir al miedo. “Solo queremos que paguen por lo que han hecho”, expresaron entre sollozos.
Este crimen no solo enlutó a una familia, sino que dejó un mensaje de terror en Lichaqui: nadie está a salvo de la violencia que azota al país.