Ahora se conoce que la ausencia de la presidenta Dina Boluarte por 12 días de la agenda pública fue por un tema personal, pero que, de acuerdo a especialistas en el tema constitucional, podría ponerla en serios aprietos por no haber informado al Congreso que no iba a poder ejercer el mando del país por un tiempo.
No era solo su maquillaje natural. La expresión rejuvenecida de la presidenta nos revelaba que se había sometido a más de una cirugía estética. En las imágenes anteriores a ese 10 de julio Dina Boluarte lucía un rostro con expresiones más pronunciadas, propias de una mujer que acababa de soplar 60 velas en el pastel.
Luis Barrenechea, un médico con más de 25 años de experiencia en cirugía plástica, analiza cada detalle en el rostro de la mandataria antes y después de sus visibles retoques.
Además, revela un dato no menos importante en esta historia que podría haber pasado desapercibida, sino fuese porque la recuperación de todos estos procedimientos estéticos, obligaron a la máxima autoridad de nuestro país a suspender su agenda por 12 días y abandonar, temporalmente, sus labores como Presidenta de la República.
Pero más allá de los retoques presidenciales, la ausencia de toda actividad pública por 12 días de la mandataria ha puesto en debate un hecho que podría considerarse inédito en el país: la suspensión del ejercicio de la presidencia por incapacidad temporal del presidente.
De acuerdo con la Constitución, cuando se da esta figura el presidente está en la obligación de informarlo al Congreso, que es el que declara la incapacidad temporal.
Otro elemento importante a considerar en una situación como esta es el tiempo en el que la mandataria no va a poder ejercer realmente la presidencia, lo que de acuerdo a los especialistas genera un vacío de poder.
