La destrucción que dejó el ciclón Yaku
Miles de familias perdieron sus casas y han quedado desamparadas a nivel nacional. Los damnificados exigen apoyo del gobierno para iniciar una reconstrucción inmediata.
Es la tragedia más terrible que ha azotado el Perú en los últimos tiempos. La destrucción que dejó el paso del ciclón Yaku ha provocado pérdidas irreparables.
Chaclacayo sucumbió ante el poder del huaico más destructivo que se ha visto. Cieneguilla, Huaycán, Jicamarca y otras zonas han sufrido la misma suerte. Viviendas completamente inundadas y en el peor de los casos, derrumbadas por agua, lodo y piedras.
Casi toda la costa peruana ha recibió el castigo del clima. Poblados enteros fueron inundados sin que nadie pueda evitarlo. Por el sur, el distrito de Punta Hermosa recibió dos huaicos en menos de 24 horas.
El alud de barro rebalsó el canal del distrito destruyendo el complejo deportivo municipal siguiendo su camino rumbo al mar, pero gran parte se desvió inundando las viviendas aledañas.
No solo maquinaria de la municipalidad trabajaba en la limpieza de las viviendas, los mismos vecinos tuvieron que apoyarse para sacar el lodo del interior de las casas afectadas.
Fue el 15 de marzo, el mismo día, pero seis años antes Evangelina Chamorro emergió milagrosamente de un huaico en este mismo distrito que casi acaba con su vida. Camino al sur, en el puente Chilca, un aniego aún detenía el tráfico en la zona. En cañete se inundaron hectáreas de cosechas, pero Chincha recibió la peor parte.
La madrugada del 16 de marzo, un feroz deslizamiento de tierra, agua y piedras destruyó todo a su paso en el centro poblado Chamorro ”B” en el distrito el Carmen de Chincha.
Luis Perales hoy tiene una mirada vacía, lejana, perdida. Horas antes tuvo una casa de la que gozó durante 25 años, criando gallos de pelea junto a su esposa e hijos que fallecieron durante la pandemia. Hoy, los muebles, el techo y los recuerdos de aquella casa en la que pasaría su vejez, quedaron sepultados. No le quedó absolutamente nada.
Esperanza Yerén vive en este centro poblado desde hace 20 años. Ella y el resto de su familia tienen sus casas juntas. Todas se inundaron y algunas paredes cedieron ante la fuerza del agua.
Las últimas energías que les quedaron luego de la inundación, las gastaban en sacar el agua empozada con escobas y baldes. Luego de horas sacando parte del barro de dentro de sus casas, aún queda mucho trabajo por hacer antes que sus vidas vuelvan a la normalidad.
Esta ha sido la zona más golpeada del sur. Un poblado entero arrasado por la furia de la naturaleza que nunca antes había pasado por aquí, pero que hoy caprichosamente soltó toda su furia.
Al este de lima, la zona de Chaclacayo sufrió la potencia del agua que rompió muros e inundó las casas, obligando a la población a ponerse a buen recaudo en los techos.
En la zona norte las inundaciones llegaron al metro de altura. Tumbaron casas y arrasaron con algunos negocios. Alfredo Jaimes del centro poblado Chambara en el distrito de Sayán narró su aterradora experiencia.
Con nuestra presencia en la zona un nuevo huaico se activó en la quebrada de Chambara. La señora Esther Fuentes aún tiene inhabitable su vivienda en el centro poblado Villasol de Sayán. Doña esther tiene el rostro atónito al ver su casita de cabeza, vivía sola y nadie la ayuda a limpiar todo el lodo que aún permanece en el interior…
Los huaicos han caído continuamente en esta zona de Sayán inundando todo a su paso. La población ha colocado sacos de desmonte y arena como barricadas para evitar que el agua continúe ingresando a sus viviendas.
Los huaicos han sepultado, esperanzas, sonrisas y la tranquilidad de familias enteras. Debajo de todo ese lodo, piedras y agua de las inundaciones, aún hay fe en poder recuperarse, recibir apoyo y esperar a que todo vuelva a la normalidad para empezar de cero.