Esta valiente mujer cajamarquina no para de sonreír. Está muy feliz porque la estamos visitando. Y también porque -por fin- luego de casi un mes, ha logrado algo que tanto anhelaba: escribir en una hoja su nombre y apellido.
Jovita vive en Mahuaypampa, es un caserío ubicado en el distrito cajamarquino de Chetilla. ¿Por qué hemos llegado hasta aquí? Pues Jovita tiene una historia que contar. Jovita ahora es otra. Desde hace un mes decidió aprender a leer y escribir, gracias a un proyecto educativo de la fundación sueca Dispurse que, con la ayuda de tablets, enseñan a mujeres cajamarquinas.
Jovita no es la única. En la plaza de Chetilla el grupo es más numeroso. Todas ellas se juntan por la tarde para aprender de María. María es el personaje virtual que les enseñan a leer y escribir. Juana no tiene tiempo de ir a la escuela, por eso la estrategia de Dispurse es lo mejor que le ha pasado: desde casa puede aprender y no necesita internet para que la Tablet funcione.
