Prisioneros políticos de la última dictadura alentaban a la selección argentina desde los sótanos de tortura de la cárcel clandestina de la ESMA en el Mundial de Argentina 78, revelaron sobrevivientes al ser inaugurada una muestra en Buenos Aires.
"Yo te alentaba desde el sótano", le dijo Ricardo Coquet, un exdetenido y desaparecido que pudo salir con vida, al futbolista Jorge Olguín, defensor y campeón del mundo aquel año con la Albiceleste.
Fue uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, 40 años después, en el Museo Sitio de Memoria, donde funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de la marina de guerra.
"Recuerdo que vimos el partido de Argentina-Perú (6-0) que teníamos que ganar por muchos goles. Yo estaba con un compañero. Nos pusimos muy contentos. Pero de golpe escuchamos que cerraron las puertas y eso pasaba cuando traían a alguien secuestrado. Cuando salimos, pasamos de esa pequeña euforia mundialista a ver a un compañero tirado en el piso, muerto. Eso nos trajo de vuelta a la realidad donde estábamos", relató Coquet.
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Unas 5.000 personas pasaron por aquellas mazmorras y sólo sobrevivieron un centenar. Muchos de los secuestrados ilegalmente murieron al ser arrojados vivos al mar desde los llamados 'vuelos de la muerte'.
"No sé cómo explicar que nosotros, los jugadores, no tuviéramos la menor idea de lo que estaba pasando. Lo siento de corazón y agradezco la invitación a compartir este momento", dijo Olguín, triunfador en el argentino San Lorenzo y campeón de la Copa Libertadores con Argentinos Juniors.
El día de la fiesta de apertura del Mundial en el estadio Monumental, con el partido Alemania-Polonia (0-0), la televisión alemana abrió la transmisión con la denuncia de que "a pocas cuadras de aquí, hay gente que muere torturada", según testimonios de periodistas presentes.
Otro sobreviviente, Alfredo Ayala, relató una experiencia macabra. "Sacaban de acá gente a ver partidos. A mi me llevaron a la cancha de River Plate, de Vélez Sarsfield. Querían ver si alguien se me arrimaba (acercaba), si alguien me conocía para detenerlo", contó.
Incluso un prisionero, Lisando Cubas, fue encomendado para realizar una entrevista al DT César Luis Menotti, para una revista de la cancillería.