Raúl, con más de tres lustros en el Real Madrid, se sintió muy feliz y muy triste a la vez por colgar sus botas en la final de un campeonato de Estados Unidos, aunque aseguró que seguirá disfrutando "de esta pasión".
"Esto es como un sueño, poder ganar una final" en su último partido, afirmó Raúl en declaraciones a los periodistas después de que el Cosmos de Nueva York derrotara por 3-2 al Fury de Ottawa en la final de la Liga Norteamericana de Fútbol (NASL, en inglés).
Raúl González Blanco, de 38 años, que jugó en el Real Madrid desde 1994 hasta el 2010, llegó al fútbol estadounidense después de pasar antes por un conjunto alemán y otro catarí, y será aquí donde, de momento, se quedará.
En la rueda de prensa tras el partido, Raúl no quiso adelantar a qué se dedicará a partir de ahora. "Ya habrá tiempo para hablar de esto", afirmó, y anticipó que posiblemente el próximo mes podría dar a conocer cuál será su futuro.
Dijo, era una noche "para celebraciones", para expresar su felicidad y también su orgullo por despedirse así, y la satisfacción por el apoyo que ha venido recibiendo desde que se sumó al Cosmos, el año pasado.
Raúl, que ha jugado en estadios de todo el mundo, ante decenas de miles de espectadores en las gradas, dijo que el encuentro de hoy, con unos 10.000 aficionados, sigue siendo fútbol, la "pasión" que viene disfrutando toda su vida.
Raúl, que se despidió como jugador profesional con el número 7 a la espalda, resaltó que en Estados Unidos está aumentando la afición al fútbol, "cada vez hay mejores jugadores y cada vez hay más aficionados que van a estadio".
"Para mí ha sido un placer y un orgullo terminar mi carrera con Marcos Senna", afirmó Raúl al lado de su, hasta hoy, compañero del Cosmos. EFE