Leopoldo Luque, el médico de Diego Maradona investigado por el fallecimiento del ídolo a los 60 años, sostuvo el domingo que lo cuidó "todo lo que se pudo, hasta lo imposible", a un paciente que "hacía lo que quería" en la vida.
"¿Quieren saber de qué soy responsable?. De amarlo, de cuidarlo, de extenderle la vida, de mejorársela hasta lo último, de eso soy responsable", dijo en rueda de prensa con medios de televisión, entre sollozos.
Luque, de 39 años, se consideró "un amigo" de Maradona y lo veía "como a un papá, no como a un paciente". Dijo no saber porque no había un desfibribilador en caso de paro cardíaco en la casa de Tigre, al norte, pero aclaró que no era él un médico de cabecera.
"Yo soy neurocirujano (lo operó de un hematoma en la cabeza el 3 de noviembre). Soy la persona que se ocupaba de él. Estoy orgulloso de todo lo que hice. No tengo nada que ocultar. Estoy a disposición de la justicia", dijo el neurocirujano.
Maradona falleció el 25 de noviembre de una crisis cardíaca, en su cama, tras ser dado de alta de la operación, tras sufrir varios trastornos de salud y una adicción al alcohol.
"Diego era inmanejable. Tenía que haber ido a un centro de rehabilitación. No quería. Hay otros profesionales actuando. Él no quería ni un acompañante terapéutico. Una psiquiatra pidió una ambulancia siempre en la casa. No sé de quién es la responsabilidad de no que se puso la ambulancia", afirmó.
Luque dijo que Diego "estaba muy triste, quería estar solo, y no era porque no quisiera a sus hijas o a su familia, o a cualquiera de los que lo rodeaban".
"Era bravo (fuerte carácter). No sé de su entorno. No había ni buenos ni malos. No sé si lo llevaron a la cancha de Gimnasia (el día del cumpleaños, 30 de octubre) pero yo lo vi mal, no me pareció bien", afirmó el médico.
La muerte de Maradona, uno de los grandes de la historia del deporte, causó conmoción en cada rincón del planeta y un encadenamiento de homenajes pocas veces visto en estadios de todo el mundo y no sólo de fútbol. AFP