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En medio de la incertidumbre sobre la reforma de transporte que con tanta urgencia necesita Lima, vuelven las combis y las cousters asesinas a ocupar el centro de la noticia. ¿Continuará Castañeda Lossio lo iniciado por la gestión de Susana Villarán o el tema acabará en más desorden, muerte y guerra política?
El jueves pasado en la Carretera Central, dos cousters que cubrían la ruta Chosica – San Miguel provocaron un accidente de dimensiones impensadas a la altura del kilómetro 14 de la Carretera Central.
En una carrera absurda por ganar pasajeros, una de ellas colisionó por detrás con la otra que estaba estacionada. Esta a su vez impactó a dos vehículos más. El resultado: 70 personas heridas y un muerto. Raúl Huamán Lucero, un joven de 31 años que ese día había ido a Chosica para visitar a su enamorada.
Alberto Gago Rosas es el chofer que provocó toda esta desgracia. A la hora de su detención se descubrió que Gago no tenía brevete, iba por las rutas de Lima con el SOAT vencido y además su vehículo tenía papeletas por un monto superior a los 11 mil soles.
Por más que se quiera decir lo contrario, la desgracia ocurrida en la Carretera Central está relacionada directamente al tema de la reforma de transporte que hoy parecería encontrarse en punto muerto por las medidas adoptadas por la actual gestión municipal de Luis Castañeda Lossio. En menos de dos meses, el municipio limeño ha tomado una serie de decisiones que dejan en penoso paréntesis todo lo emprendido durante la gestión de Villarán.
La Carretera Central junto a los corredores complementarios como el de la Arequipa – Tacan, el de Javier Prado, el de la Panamericana y el de San Juan de Lurigancho, era una de las vías del futuro sistema integrado de transporte en Lima que Villarán licitó a finales de su gestión. Para mayo próximo se tenía previsto que el sistema comenzara a funcionar progresivamente en la Carretera Central, reino máximo de la informalidad donde combis y cousters asesinas siguen operando a sus anchas.
Sin embargo, eso no sucederá. En febrero pasado, el municipio emitió una ordenanza que en buena cuenta amplía las autorizaciones de circulación en las rutas de los corredores complementarios concesionados – a excepción del Corredor Tacna- Garcilazo- Arequip – a diversas empresas, entre ellas las cuestionadísimas Orion y El Chosicano, protagonistas de una enorme cantidad de accidentes mortales.
Autorizaciones de hasta tres años. Es decir, donde iban a haber buses seguirán las combis y las cousters capaces de ir sin brevete y seguir matando sin que las decenas de papeletas impagas por graves faltas las detengan.
No solo eso. Además, la gestión de Castañeda dejó sin efecto las licitaciones ya hechas para las denominadas rutas de aproximación e integración, que no forman parte de los corredores complementarios y representan el 60% de la demanda en Lima. Benavides y Universitaria, son algunas de estas arterias por citar algún ejemplo.
A su vez, anuló la adjudicación del sistema de la tarjeta de pago o recaudo de los corredores complementarios. Es decir y en criollo, se bajó de un tirón lo poco que se avanzó en este tema durante la anterior gestión.
Sin embargo, la teniente alcaldesa de Lima, Patricia Juárez asegura aue el proceso de reforma de transporte emprendido por Villarán tuvo tantos errores técnicos que incluso llevó a observaciones por parte del Ministerio de Economía y Finanzas. En otros casos, las empresas que ganaron las rutas de los corredores no podían firmar contrato debido a que no podían cumplir los requisitos para hacerlo.