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Marcadas para siempre

Exclusivo. Los une lazos de sangre, pero los separa la disputa por una propiedad,una feroz guerra familiar que en medio de un enfrentamiento con ácido muriático, ha dejado desfiguradas a dos pequeñas niñas y a su joven madre. La guerra de los Bustamante de Chiclayo.

A Diana, una mujer de 17 años, y a sus dos pequeñas hijas le rociaron ácido muriático en la cara en un confuso incidente que fue el salvaje colofón de una rencilla familiar.

Dos familias, el mismo lazo de sangre, atacándose de manera irracional por una casa de cemento y ladrillo. Las peleas llegaron al brutal extremo que la mano del odio desmedido abrió una botella de ácido muriático, forcejeó con la falta de juicio y les marcó la vida a una madre adolescente y a sus dos hijas, de apenas uno y dos años de edad.

Ellas pagaron los platos rotos del odio visceral que hay entre su esposo, Luis Bustamante, y los sobrinos de éste, los hermanos Gil Bustamante. 

La familia de Diana ocupa la mitad de una casa ubicada en un pueblo joven de la ciudad de Chiclayo. La otra mitad del inmueble está en posesión de los sobrinos. Luis Bustamante dice que ellos se adueñaron de la vivienda con engaños.

Tío y sobrinos se declararon la guerra sin treguas cuando se enteraron que Luis Bustamante había escrito en la fachada de la casa “se vende” sin reconocerlos como dueños de la mitad de la propiedad. Entonces empezó la pelea.

Etiquetas:casaschiclayo

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