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Los roba cadáveres de Chiclayo

Más de treinta almas no descansan en paz en varios cementerios del Norte. Increíblemente sus cuerpos fueron robados misteriosamente y hasta ahora no hay culpable ni consuelo para sus familiares. ¿Brujería? ¿Mafia de cadáveres para el estudio? ¿Quién o quiénes están detrás de los nichos profanados  a golpes y las tumbas ahora vacías  en Chiclayo?

Alguien ha condenado a los vecinos de Puerto Eten, en Chiclayo, a un luto sin negro perpetuo.  Solo en una semana, en este pueblo se roban a 21 cadáveres: la noche encubre el sacrilegio, el día lo revela sin contemplaciones. 

En su huida los ladrones de huesos, recuerdos y consuelos, dejaron el rastro de su desprecio. Un gorro de bebé con pelo por aquí, unos pantalones vacíos por allá, una camisa sin cuello más adelante hasta los gallinazos del lugar tienen más escrúpulos. 

El cementerio nuevo de puerto Eten se ha convertido en una romería de familiares en busca de sus huesos. Las vecinas dicen que los estudiantes se lleven a sus muertos.  

El camposanto no tiene ni puerta, ni vigilante, así que los ladrones sólo han tenido que lidiar con su moral enterrada. 

Todos, incluida la Policía, echan la culpa a los estudiantes de medicina o a las mafias que los abastecen de cadáveres. De brujería no quieren ni hablar. El caso ya está en la fiscalía de Chiclayo pero nadie cree que llegue a dar con los responsables. 

 

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