20 Abril 2015

Las casas de la mafia

En este reportaje, le mostraremos cómo la corrupción se resiste a perder el confort amasado con dinero ilícito, cómo se impone con triquiñuelas legales para evitar el decomiso inmobiliario y cómo le gana terreno al propio Estado.

Cuarto Poder ingresa en exclusiva a la lujosa mansión de La Planicie de propiedad del Estado que increíblemente Gerald Américo Oropeza López, el llamado Tony Montana peruano, consignó como su domicilio oficial.

Hoy el joven Oropeza, de 34 años, quien nació y creció en de San Juan de Lurigancho, adicto a la ostentación y al registro de su vida acelerada en la web, es investigado por la Fiscalía por el delito de lavado de activos.

Si esta casa del Estado estaba ocupada por un joven ahora investigado por sus supuestos nexos con el narcotráfico sin que nadie lo desalojara, ¿en qué situación están entonces otras viviendas que en los últimos años fueron incautadas a las mafias?

La CONABI, el organismo encargado de administrar los bienes incautados y decomisados a los tentáculos de la corrupción, sólo recibe portazos en la cara si es que intenta poner un pie en estas casas confiscadas que, aunque suene increíble, tienen nuevo dueño o, simplemente, están alquiladas a terceros.

Esta por ejemplo es la lujosa casa que el Estado incautó a Víctor Venero Garrido, “El Negro”, otrora testaferro del Doc Vladimiro Montesinos Torres. Es una vivienda anclada en Las Lomas de Las Casuarinas. Tiene unos 800 metros cuadrados y está valorizada en más de 5 millones de dólares. 

El Estado incautó este inmueble en el 2001 y estaba desocupado. Sin embargo; cuando se creó la CONABI en el 2012, sus funcionarios la visitaron oficialmente y se dieron con la sorpresa de que ya tenía un nuevo dueño. Entonces no pudieron pasar de la puerta.

Es que quienes roban a mano ancha actúan a paso de roedor y lo último que quieren es perder la millonaria ilusión de la extravagancia alimentada con dinero ilícito. Sueñan con volver a tener esa comodidad y lujo para poder vivir como si nada hubiese pasado una vez que se abran las rejas de la cárcel.

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