La Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha rechazado enérgicamente el fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, cuestionando la proclamación apresurada de Nicolás Maduro como presidente por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Este pronunciamiento se basa en un boletín parcial emitido de manera oral, cuyos números evidencian imposibilidad matemática y sin presentar los resultados desagregados que, conforme a la ley, deben detallarse mesa por mesa.
A la fecha, el CNE no ha publicado los resultados desglosados, contrastando con la oposición, que ha presentado actas oficiales emitidas por las propias máquinas de votación del día de la elección.
El comportamiento del TSJ y del CNE ha sido caracterizado por la OEA como opaco y propenso a la promoción de teorías de conspiración, además de emitir declaraciones sin respaldo documental y evitar el escrutinio ciudadano.
La misión de determinación de hechos de la OEA en Venezuela concluye que estas instituciones carecen de imparcialidad e independencia, actuando como parte de la maquinaria represiva del Estado.
Diversos organismos internacionales también han señalado la politización y parcialidad de estas instancias, lo que ha generado una pérdida de confianza en el proceso electoral venezolano.
Según la OEA, Maduro busca legitimidad en un tribunal parcializado, resultando en un proceso electoral judicializado.
La OEA señala que el único camino para Venezuela es la justicia internacional, a través de la Corte Penal Internacional (CPI), y se compromete a seguir trabajando para poner fin a la impunidad y garantizar justicia para las víctimas de violaciones de derechos humanos en el país.
